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Liga BBVA | Espanyol

"Profes y árbitros eran nuestras víctimas favoritas"

Llega tarde a la cita, pero cuando Juanmi ve a su hermano, los ojos se le iluminan. Lo mismo le sucede a José, el Callejón perico. Ambos pueden hacer historia el domingo: si juegan, serán los primeros gemelos en medirse en la máxima categoría de nuestro fútbol. Ayer estuvieron con AS.

Los gemelos Callejón
carlos mira / enviado especial

Granada los vio nacer el 11 de febrero de 1987. Aquella mañana fresquita, mamá Encarnita le dijo a José María que no aguantaba más, que la llevara al hospital, puesto que la pareja de chiquillos engendrados nueves meses antes estaban llamando a la vida real. Cansada de recibir patadas y de augurar que venían dos "futbolistas", al poco rato veían la luz José y Juanmi, dos gotitas de agua que crecieron en su amado Motril, que pasaron la adolescencia en Madrid y que ahora quieren madurar en el Mediterráneo. Después de siete temporadas juntitos en la capital vestidos de blanco, el pasado verano su representante utilizó el móvil para comunicarles que les tocaba tomar caminos diferentes y como aquella comedia americana titulada Tú a Boston y yo a California, los Callejón emprendieron camino, uno a Barcelona y el otro, a Mallorca.

"Mi agente me llamó una mañana de julio. Tenía dos ofertas encima de la mesa, una del Getafe y la otra del Espanyol. Le pedí consejo y no dudó: me vine a Barcelona. La negociación fue rápida, me convencí, hice la maleta y aterricé en Montjuïc", se arranca José. "Comencé la pretemporada con el Madrid en Austria. Bernd Schuster me dio bola, me daba minutos y confianza. Cuando acabábamos los partidos siempre me felicitaba, aunque sabía que no me quedaría en el Bernabéu. El Mallorca había preguntado mucho por mí. Gregorio Manzano insistió y a mediados de agosto me instalé en Palma", relata apasionado Juanmi.

"Sabía que la competencia en el Espanyol no iba a ser nada sencilla. Los delanteros son de lo mejor que hay en nuestro fútbol. Raúl Tamudo es el icono del club y Luis García tuvo un camino similar al mío, saliendo del Madrid para buscarse la vida. Está haciendo una buena temporada, tuvo un arranque sensacional y sólo puedo decir cosas buenas de él", comenta el Callejón perico, que fue el segundo en nacer y por lo tanto es considerado el mayor de los hermanos.

"Desde siempre Fernando Varela fue un referente. Como buen andaluz es un tipo simpático que no me deja sólo y siempre me aconseja", explica el bermellón, que se siente capacitado para rendir de manera excelente en las dos bandas; la derecha es su natural y si juega por la zurda cumple siempre a pierna cambiada. Tanto Tamudo, Luis García, Jonathan, Varela o Juan Arango son competencia, "aunque son un plus de motivación para seguir creciendo y llamar la atención del entrenador", remarca Juanmi, el bermellón.

Mazazos e inicios.

Llegan cuando Manzano y Bartolomé Márquez lo dejan fuera de las listas. Juanmi parece tomárselo de mejor manera que su gemelo, aunque sale en defensa del blanquiazul: "No se crea nadie que yo soy el fuerte; mi hermano siempre también me ayuda cuando me hace falta". "Ojalá nos viéramos el domingo en el Ono Estadi. Jugar sería la alegría más grande que le daríamos a nuestros padres y por fin jugaríamos en contra", dicen, después de 21 años compartiendo batallitas e historias intensas e inolvidables.

Las aventuras comenzaron en los patios del colegio San Agustín, de Motril. Las asignaturas se nos daban bien. "A mi me gustaba la lengua castellana", comenta Juanmi; "Menos la matemáticas, todo", replica José. Jugaban en el equipo de fútbol sala y pronto tomaron el rol de líderes: eran los encargados de formar los equipos. "Sus amigos dicen que se peleaban", dice Jessica, la coqueta y tímida novia del perico. "La verdad es que nos picábamos", confirma José que añade más chicha: "Algún puñetazo en el brazo cayó".

Como buenos gemelos, alguna vez le tomaban el pelo a los profesores cuando pasaban lista: "Yo decía que era él y viceversa", aclaran, "sobre todo cuando pasaban lista. También se la liamos a algún árbitro, que parecían dejarse engañar. Pese a todo, ellos también fueron injustos con nosotros; la pasada temporada, me comí una amarilla", comenta José, "después que mi hermano hiciera una entrada dura a un rival que no recuerdo".

"Con 14 años, después de jugar con la selección de Granada y ganar el campeonato de Andalucía, nos convocó la Andaluza; destacamos y el Madrid se fijó, hicimos las maletas y nos fuimos al Bernabéu", comenta José. Allí, se puede decir, que comenzó el festival Callejón. "Miras al pasado y recuerdas muy buenos momentos. Nos sentimos orgullosos de haber pertenecido a aquella institución, aunque sabemos que esa etapa está finiquitada. Vivimos el presente y reconocemos que el rendimiento debe ser importante. La Primera es lo más exigente a lo que te puedes exponer y entonces sabremos si servimos o no. ¡Confiamos en nuestras posibilidades!", exclaman a la vez.

Fernando y Paco.

Fueron los entrenadores que tuvieron en el Costa Tropical, su primer equipo. Balones y equipaciones fue el precio de traspaso. Los que más se alegraron de la aventura fueron Fernando Muñoz y Paco Rojas, sus técnicos. Ambos coincidieron en confiar en los Callejón, que llevaron al modesto equipo a vivir sus años de gloria. Allí compartieron aventuras con Juande Prados (ahora en el Betis) y Darío Morales, que tras pasar por el Atlético de Madrid ahora milita en el filial del Recreativo.

"Recordamos mucho a los compañeros y sobre todo los entrenamientos y los partidos. Era el mejor momento de la semana. Con la pelota en los pies siempre fuimos felices", recuerdan con cariño, más teniendo en cuenta que el Costa Tropical ya no existe, puesto que hace dos años que se fusionó con el Motril, que negoció quedarse con el nombre, al que le puso el apellido de Club de Fútbol.

Hacer Historia.

Si Manzano y Márquez lo consideran oportuno, ambos podrían pasar a formar parte de la historia de la Liga: de alinearlos, los gemelos Callejón serían los primeros en enfrentarse en la historia del campeonato. "Un sueño", resumen, mientras Juanmi empieza a incordiar a su hermano. "Aquí no hay familia que valga. Si tenemos la oportunidad, él peleará por la blanquiazul y yo lo haré por la del Mallorca; somos familia, íntimos e inseparables, pero que nadie olvide que la profesionalidad te lleva siempre a donde pretendes", remarca el mallorquinista, que estos días disfruta de la visita de su novia María, una espabilada joven con intención de acabar la carrera de psicología que cursa en Almería.

La verdad es que pese a tener muchas anécdotas, comenzaron a destacar cuando un canal privado de nuestro país empezó a emitir una serie dedicada al mundo de fútbol del conocido dibujante Nobuhiro Okaseko. Bajo el título de Campeones, Oliver y Benji hicieron la delicias de los más pequeños con sus interminables partidos de más de cuatro capítulos. Unos de sus rivales favoritos eran los hermanos Derrick, dos gemelos con los dientes a lo Ronaldinho que practicaban la catapulta infernal; uno en carrera, uno se lanzaba al suelo y el otro apoyaba las plantas del pie en el que estaba lanzándose en el suelo. Éste le daba impulso para que el otro volara y sorprendiera al portero con una chilena: goles de ficción para niños soñadores, como en su día fueron los Callejón. "La verdad es que lo intentamos en más de una ocasión, pero los morrazos fueron importantes. Golpes en los brazos, rodillas reventadas y alguna que otra lágrima, pero siempre por imitar lo que veíamos en televisión".

Total, que AS reunió en Palma de Mallorca a dos gotas de agua a las que el pelo, dos anillos diferentes y los cinco centímetros de más de Juanmi diferencian a estos andaluces con ganas de cumplir sueños de infancia en un mundo de adultos. Les queda mucho, lo saben, pero eso juega en su favor. Cuando se miran se sienten felices de ser hermanos, amigos y de haber compartido tantas y tantas cosas. Se dieron la mano un día para comenzar a caminar por las calles de la capital española, esperando la tarde para hablar con sus padres y su fan número uno, su hermana Vanessa. Ahora todo ha cambiado. Siguen cerca, pero ahora con un trozo de charco llamado Mediterráneo, tan inmenso como cercano. El domingo tienen una cita con la historia y no quieren fallar. Dependen de sus respectivos entrenadores, pero por ellos no será: el domingo, Mallorca-Espanyol, el partido más esperado. Veremos pues quién resulta vencedor.