Goitom K.O. y Kike O.K. acierta

Resultado engañoso el que se produjo ayer en el ADO Den Haag Stadium. Decir que un encuentro que acaba 0-3 no ha sido bueno puede parecer algo osado, y más si es a favor del Valladolid. Pero, lo cierto es que, a tenor de lo visto, sobre todo en la primera parte, ninguno de los dos equipos realizó un juego demasiado brillante. Unos, los holandeses, preocupados de parar al rival sin tener en cuenta la fase de ataque; los españoles preocupados de salir indemnes de las tarascadas que recibían y de mejorar la imagen dada el día anterior frente al Círculo de Brujas.

En los primeros 45 minutos, apenas dos jugadas reseñables del lado del equipo local; la primera en el minuto 17, cuando Hovarth, mal defendido por Goitom en el saque de un córner, remató fuera de cabeza; y la segunda en el 22, tras fallo de Aridane al tirar el fuera de juego, en la que Knopper, sólo ante Villar, disparó alto.

La única ocasión reseñable del Valladolid fue también en saque de esquina, con un remate en propia puerta de El Moussaoui. Primera entrega insulsa y sin apenas juego, dificultada por la lentitud del campo. Parecía que estuvieran jugando con una pelota de trapo en un campo de velcro, y eso hacía que las evoluciones rápidas de los jugadores técnicos, como Escudero o Kike, fueran casi imposibles. Para entonces, el canterano ya había intentado aparecer, pero no sería hasta la segunda parte cuando reclamó su cuota de protagonismo en el partido.

Cara y cruz.

Antes de llegar al descanso, Goitom ya había fallado alguna ocasión, pero tras el asueto, el sueco tuvo, en dos lances y a bocajarro, la oportunidad de marcar, pero parece negado de cara al gol; lo peor no es eso, sino que da sensación de que deambula por el campo sin saber muy bien su misión y de postre no disputa, rehuye el cuerpo a cuerpo y la pelea, y así es muy difícil. Aunque no se quiera decir, no es Llorente, ni su sombra.

La segunda parte fue algo diferente. Los cambios del equipo de La Haya descompusieron la formación y el Valladolid empezó a jugar con el viento a favor.

Vivar Dorado tomó las riendas en ataque, pues el primer gol vino de un pase suyo desde la zona de volantes, que ejecutó Kike. El segundo también nació en las botas de Vivar, no lo aprovechó Goitom, pero Kike, de nuevo, aprovechó el rechace. Y no se quedó en dos, sino que firmó el hat-trick, esta vez a pase de Lázaro. Quedan 20 días par empezar la Liga en Monjuic. Queda tiempo para reforzar la delantera, pues el resto parece armado y bastante conjuntado.