Pasar de cuartos provoca el caos

EUROCOPA 2008 - FINAL | ALEMANIA-ESPAÑA

Pasar de cuartos provoca el caos

Pasar de cuartos provoca el caos

Juan Flor

Superar la barrera de cuartos de final ha generado un caos que ha golpeado de frente a la mayoría de enviados especiales españoles que llevan un mes informando sobre la Selección. Los problemas de alojamiento y los agravios comparativos, a la orden del día.

Hay quien dirá que es por la falta de costumbre, otros lo atribuirán al carácter latino, porque somos así y nos gusta improvisar, pero quizá la postura más cercana a la realidad es la que habla de incapacidad para gestionar lo que ha provocado la clasificación de España para las semifinales y la final de esta Eurocopa. Alguien se ha visto superado por los acontecimientos y las consecuencias las han pagado los casi 100 enviados especiales españoles que siguen a la Selección en el viaje nada barato organizado por la agencia oficial.

Trabajar para tratar de informar a los aficionados de la actualidad de la Selección se ha convertido en una carrera de obstáculos, si no lo era ya. El simulacro de conferencia de prensa organizado después del entrenamiento de este viernes ha rozado el esperpento. Sin sala de prensa o habitáculo similar para que los internacionales atendieran a los medios el día después de clasificarse para la final de la Eurocopa, los futbolistas volvieron al césped tras el entrenamiento para responder a las preguntas de la prensa. La valla que separa el terreno de juego de las gradas del estadio Franz Horr, sede del Austria de Viena, servía para marcar el territorio. Los jugadores a un lado, los periodistas al otro. Si lo que decían los futbolistas era prácticamente imperceptible no parecía ser un problema.

Los titulares contra Rusia, más Cesc Fábregas, no atendieron a los medios. Silencio. El regalo recayó en los suplentes. Primero se acercaron todos a la valla, después la mayoría dio media vuelta y sólo permanecieron junto a ella Xabi Alonso, Cazorla y Güiza. Se dividió el lugar. Aquí, las televisiones; allí, las radios; y entre medias la prensa escrita. Todo correcto si hubiera habido posibilidad de escuchar sus respuestas, algo que suele ser importante en las entrevistas. Eso sí, lo que no faltó fue el panel publicitario en el que aparecen los patrocinadores de la Selección y que era sujetado por unos operarios para que no se viniera abajo mientras los jugadores atendían a las televisiones.

Periodistas, no; familiares, sí

La mañana no había empezado bien y ya se adivinaba el caos y la desorganización que se produjeron después. La agencia que organiza el viaje oficial de los enviados especiales españoles que siguen a la Selección, desde aquel ya lejano 3 de junio en Santander, había programado el tercer cambio de hotel en Viena. Cuarto para los que debieron ser realojados dado el lamentable estado en el que estaba el hotel que les fue asignado el pasado miércoles. Tres partidos en Viena de la Selección y tres hoteles diferentes para la prensa.

Con las maletas e instrumentos de trabajo dentro de dos autobuses, conocer el nombre del hotel en el que seríamos realojados se convirtió en una tarea imposible. Se puede decir que a las 11:30, cuando estaba a punto de comenzar el entrenamiento de la Selección, los periodistas estábamos en la calle. Con las maletas en el autobús y sin saber dónde dormiríamos.

La respuesta a nuestras dudas llegó acabado el entrenamiento. Por fin teníamos hotel. Pero la respuesta tenía truco, como casi siempre. Estaba en Baden, a 26 kilómetros de Viena. Desbordados por las facilidades que encontrábamos una vez más para trabajar en este viaje, se exigieron las explicaciones oportunas. La respuesta que recibimos fue clara: o lo tomáis o lo dejáis. Vamos que o nos íbamos a Baden o nos quedábamos en la calle y nos buscábamos la vida.

Más allá de la indudable categoría del establecimiento, las quejas venían provocadas por la nula operatividad que tiene para los enviados especiales estar a casi 30 kilómetros de la Selección y del centro de prensa de Viena. Facilidades las justas como se ve.

Hay indudables problemas de alojamiento en Viena, pero para algunos más que para otros. La misma agencia que organiza el viaje de la prensa parece que no tuvo dificultades para acomodar a parte de los familiares de los jugadores en uno de los hoteles que hasta la pasada noche ocupaban algunos periodistas españoles que ahora se ven obligados a pernoctar en Baden. No había posibilidad de que la prensa permaneciera en ese hotel hasta la mañana del próximo lunes. Los familiares, en cambio, no tendrán ningún problema para hacerlo.