Eurocopa 2008 | Pasión por el fútbol
La Eurocopa llena los campings de mochileros
"Llegamos con entradas y sólo unos francos en el bolsillo"
Salí de Ede (al norte de Amsterdam) haciendo autostop. No había andado ni dos kilómetros cuando ellos pasaron con su furgoneta pintada de naranja. Ya hace siete días de aquello. Desde entonces no nos hemos separado". Sander, ingeniero electrónico de 29 años, chapurrea el español ("hice unas prácticas de tres meses en Valladolid"). Dice "ellos", para referirse a los cuatro chicos con los que ha improvisado un rondo en la única explanada libre que dejan las cientos de tiendas de campaña instaladas en el camping Eichholz, situado a 20 kilómetros al sur de Berna.
El terreno se ha convertido en un barrizal. Lleva tres días seguidos lloviendo sin parar, pero eso no ha minado el ánimo de los mochileros de la Eurocopa. Las autoridades aseguran que hay 80.000 holandeses instalados en los siete cámpings cercanos a Berna, donde Holanda ha jugado los tres partidos de la primera fase, pero también son muchos los franceses y rumanos que ocupan tiendas de campaña. Entre Austria y Suiza la cifra de acampados se sitúa en 500.000.
"En mi país (Holanda) hay mucha cultura de acampada. Venimos sólo con las entradas y unos francos en el bolsillo. Estar instalados aquí nos cuesta 20 francos al día, y eso te da derecho a coger cualquier tipo de tren", explica Peter, que trabaja en el departamento de marketing de la cadena de televisión SBS. "He pedido una baja laboral de cuatro días y nadie en la empresa sabe que estoy aquí. ¡Espero que su periódico no llegue hasta Amsterdam!".
Mientras camina sorteando pequeñas tiendas de campaña y charcos, entre el sonido de las latas de cerveza que se abren y el denso humo de algún cigarro fabricado a mano, Iwan, de 19 años, explica su peripecia: "Hemos venido cuatro, todos sin entrada. 850 kilómetros en coche. No veremos ningún partido, pero merece la pena. Por las noches tenemos la fiesta asegurada".
Entre el manto naranja de las camisetas holandesas que inunda el verde de la zona acotada para la acampada, sobresale un pequeño grupo de banderas francesas. Michelle, una bella aficionada de los bleus, no ha tenido problema para entablar amistad con los oranjes: "¡Hemos perdido, pero el buen ambiente que hay aquí ha hecho que el sufrimiento sea menor!". Mañana vuelve a su país. "¡Le coq n'est pas mort ce soir! (¡el gallo no muere esta noche!)", se escucha desde una tienda vecina Una familia gitana de rumanos almuerza delante de una caravana envejecida por el tiempo: "¿Por qué se va esa guapa señorita? Nosotros, aunque también estamos fuera, nos quedaremos hasta el final".
Muchos holandeses, enfundados en originales disfraces de un color naranja chillón, se afanan en recoger sus pertenencias. Comienza la peregrinación hacia Basilea (al camping de Interlaken), donde Holanda jugará los cuartos.