Pepe evita los problemas de integración que tuvo Deco

Son las nueve de la mañana en Neuchatel. El día está gris y los jugadores lusos comienzan a salir al jardín del hotel Beau-Rivage para desperezarse. Hay pocos huecos que permitan ver a sus ídolos a los miles de aficionados que rodean el perímetro de seguridad. Cuando sale Pepe los hinchas agitan sus brazos y corean su nombre. Una breve conversación telefónica con AS constata que tiene la sensación de que le ha cambiado la vida tras su partidazo ante Turquía: "Me fui soltando poco a poco. Me dio rabia que me anularan el primer gol. Pero luego me sentí otro Me solté mucho más de lo que lo hago en el Madrid".

El central ha caído en gracia en la plantilla de Portugal como ocurrió en el vestuario del Madrid. Un aterrizaje muy distinto al que tuvo Deco, a quien Scolari llamó en su segundo partido como seleccionador luso, a finales de 2002, lo que despertó los recelos de los dos primeros capitanes de entonces, Figo y Rui Costa, contrarios a la inclusión de "jugadores naturalizados (nacionalizados)". Debutó ante Brasil, y como Pepe, zanjó la polémica marcando un gol. Pero Figo y Rui Costa siguieron a lo suyo.

El gol de Pepe zanjó los comentarios sobre su 'patriotismo' y ha tenido que aprenderse el himno luso a marchas forzadas. "¿El himno? Nadie puede dudar de lo que siento por este país. Esa es la letra de mi himno. Estoy en casa. No me siento un extraño", dijo. Para reclutar a Deco, Scolari se adelantó a Parreira. Para llevarse a Pepe, a Dunga: "Bastaron un par de llamadas", señaló a AS Pepe. El argumento de Felipao fue el mismo para convencer a ambos: "Ser uno más en Brasil o un astro en Portugal". Tenía razón, Pepe ya es una estrella.