Diarra
"Koeman me enseñó a ser un buen profesional"
La vida en el Vitesse (Holanda) le superaba hasta que Koeman se cruzó en su camino. Con él lo aprendió todo. Ahora, Diarra es un ejemplo de esfuerzo y superación.
¿Cómo fue su llegada al fútbol europeo?
Yo estaba aún en Bamako, con 17 años. Fuimos a jugar con la selección un campeonato a Alemania y ganamos seis partidos seguidos hasta la semifinal, que perdimos ante Alemania. Todos pensamos que era el momento ideal para dar el salto, porque allí había muchos ojeadores. Ahí me surgió la oportunidad de ir a Grecia.
¿Quién se puso en contacto con usted?
Mi hermano ya jugaba en el Offi Creta. El equipo hacía la pretemporada en Alemania y ellos presenciaron el Alemania-Mali. El entrenador del OFI Creta le preguntó a mi hermano: "¿Conoces al número 10, 8 y 3?". Y él le dijo: "¡El 8 es mi hermano!". Probé dos semanas y me volví a Mali. Pensé que no me volverían a llamar ¡Y lo hicieron! Firmé un contrato, no como profesional, por el que tenía que jugar más de 12 partidos en un año para poder firmar mi contrato de profesional. ¡Tenía 17 años! Fue muy difícil, pero lo conseguí.
¿Y su llegada a Europa?
Aluciné con lo grande que era el aeropuerto, con la gente Me sorprendía todo. Cuando llegas de África a Europa se te abre un mundo nuevo. Al año siguiente me fui al Vitesse. Los primeros seis meses fueron difíciles. Grecia se parecía más a África, en la comida, en el sol... En Holanda era distinto. El frío, el idioma... ¡Recuerdo la primera vez que vi nevar! Me levanté, vi que nevaba y me volví a meter en la cama. ¡Pensé que sería imposible entrenar! Y me llamaron: ¿Dónde estás? ¡Aunque nieve, tienes que venir!
¿Y cómo salió de aquella pequeña depresión?
Koeman vino, me vio jugar y todo cambió.
¿Le ayudó?
En todo, a comprender el fútbol europeo, la mentalidad de los europeos, en la disciplina, en la táctica Yo practicaba un fútbol casi de colegio. Él me lo enseñó todo.
¿Le cogió cariño?
Puede que sí. Creo que vio en mí algo que le hacía pensar que podría jugar en cualquier equipo en cinco o seis años.
Y ha sido así
Me dijo que tenía que estar centrado en el fútbol. Me hacía listas con los alimentos que tenía que comer. Con 18 años comía cualquier cosa. Me enseñó a ser un gran profesional.
¿Y fue duro?
Mucho. Recuerdo que en una charla técnica para un partido de UEFA ante el Maccabi me sonó el teléfono. Tenía la función vibrador, pero él lo escuchó, se acercó a la pizarra, hizo un círculo a mi nombre y dijo: "Este no juega". Otra vez, cinco minutos antes de subir al autobús para ir al partido, hice algo que no le gustó y me dijo: "Puedes irte a tu casa". Yo pensé: "A este hombre no le gusto, tiene algo en contra mía". Luego, con el tiempo entendí que lo hacía por mi bien.
¿Cuál fue el mejor consejo que le dio?
Fueron dos: que estuviera concentrado en lo que hacía y que siempre pensara en hacer más y más.
¿Queda algo del Diarra que empezó a jugar en Bamako?
He cambiado muchas cosas de lo que pienso sobre la vida. Ahora puedo decir que tengo una mentalidad ganadora.
¿No la tenía de pequeño?
¡Por supuesto! Jugaba en cuatro o cinco equipos simultáneamente en los campeonatos locales. Cuando uno caía eliminado, jugaba con el otro. Todo el mundo quería tenerme y yo no quería dejar de jugar. Me gusta ganar y competir.
¿Qué siente al ver que puede ganar su sexta Liga seguida?
Sería increíble. Es un reto. Gané cuatro con el Olympique y una con el Madrid