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Primera | Deportivo - Real Madrid

Real vergüenza

Una derrota más. Eso de que el Madrid se empeñe en ganar la Liga como si fuese una obligación funcionarial tiene irritado a su pueblo. El Depor mantuvo la maldición sin necesidad de hacer un buen partido. Aouate ni siquiera tocó la pelota...

Actualizado a

Irreal Madrid. Nada más acabar el peor partido de la historia del Madrid (repito, el peor partido de la historia del Madrid), me fui hacia los baños de la sede del AS para echarme agua fría y poder aliviar el fuego que hizo hervir mis venas por la falta de respeto con la que ayer trató el líder a su impecable afición. En el pasillo me encontré con los cuadros históricos que convierten este periódico en un homenaje permanente al mejor club del siglo XX: el de la celebración, saltando al cielo del Bernabéu, de Di Stéfano tras marcarle un gol al Vasas, otro de Juanito festejando un gol al Borussia, el de Camacho anulando a Cruyff en 1974, uno más de Benito comiéndose al Betis con la cabeza vendada y ensangrentada... Eso era el Madrid, mi Madrid, nuestro Madrid. Tipos con alma, indomables, hombres de pelo en pecho, con orgullo, raciales, talentosos, invencibles... Si existiese vergüenza torera, los jugadores que mancillaron en Riazor la historia del club deberían pedir hoy disculpas a la afición en conferencia de prensa. Ya lo dice la frasecita que preside el vestuario del Bernabéu: "Si luchamos podemos perder, si no lo hacemos estamos perdidos...". No añadiré más.

Maldición. El Deportivo supo rentabilizar al máximo la mezquina propuesta de su rival. Lotina, zorro viejo, no buscó el cuerpo a cuerpo y se limitó a esperar un error de la presa gracias a su Torre de Hércules impenetrable (Lopo, Pablo Amo y Coloccini) y a explotar la habilidad de Lafita, que hizo más túneles que Gallardón en la M-30. Pepe, el mejor, sufrió el castigo cruel de marcar el tanto del descabello del líder. Si yo fuera deportivista estaría tranquilo cuando llegase el Madrid a Coruña. La maldición puede durar por los siglos de los siglos. El Madrid salta a Riazor como si jugase un amistoso de verano. Frío, lento, espeso, pasota, sin bandas, sin remate, sin ná de ná. Ni meigas ni gaitas gallegas. Un Madrid chikilicuatre. Un Madrid menos fiable que el R28 de Alonso. El Depor supo competir con sus armas, justitas pero suficientes para tumbar a este líder que parece no entender lo bello que es ganar una Liga a lo grande. Las 82 peñas madridistas de Galicia, la de El Remate de Tetuán, la Riolobeña de Cáceres, la de Parla o la del 7 Cobeña no merecían este suplicio. Esta plantilla olvida que no se conquistan dos ligas seguidas desde los tiempos de la Quinta del Buitre. Pero hay que ganarla (lo lograrán, no lo duden) con grandeza, con fútbol, con goles, con pasión, con ardor guerrero...

Aouate. El guardameta del Depor fue el tapado de la velada. Israel estaba pendiente de su héroe, pero Dudu podía haberse quedado en el hotel tomando tapas sin que su portería hubiese sufrido el menor daño...

¿Y el míster?. Schuster, te toca. Hazles reaccionar o pensaré que es mucha montura para tan poco jinete. ¡Qué pesadilla!