En el nombre de Clemente

Llegar, ver y levantar los ánimos apagados hasta dispararlos a un estado de casi euforia, hasta conseguir que una ciudad entera y un club, el Murcia, que ya se daban por vencidos, vuelvan a creer firmemente en sus posibilidades. Eso es lo que ha provocado el Efecto Clemente en las 72 horas en las que lleva formando parte del paisaje murcianista. Está por ver que su Murcia levante el vuelo, que sus delanteros hagan los goles que eran incapaces de transformar con Alcaraz y que los supuestos cracks (los Pablo García, Regueiro, Mejía, Baiano y compañía) den su verdadero valor, el que se les presuponía. De entrada, lo que Clemente ya ha conseguido es el gol de la ilusión, el de la esperanza... y eso tal y como estaba el patio en Murcia ya es un logro.

En su primer entrenamiento, el solito llevó a 1.000 aficionados y está tarde puede provocar lo que ni el Madrid ha logrado, que las gradas se llenen para ver el partido ante el Getafe de moda, la máquina de Laudrup que aterriza en la capital del Segura tras su despliegue en Da Luz y a pocos días de su otro gran momento del año, las semifinales de Copa.

Protagonista.

Éste no es el partido entre el Murcia de la necesidad y el Geta de las envidias, es simplemente el partido de Javi. Su vuelta después de año y medio fuera de los domingos ligueros, el retorno del último Dominguín de los banquillos. Tras sólo dos entrenamientos todo apunta a que el vizcaíno tirará de los futbolistas de más pedigrí. De esos a los que Lucas se limpió la pasada semana al ver que no le respondían. Javi les dará cancha para que demuestren si tienen hambre o si, por el contrario, ya no están para la elite. Meterá a todos los fichajes millonarios del verano y quizás como único avance de su ideario introducirá a Pignol, por aquello de la velocidad, y apostará por Movilla.

En el Getafe, Laudrup, la antítesis por tantos motivos, rotará a sus jugadores y dará descanso a hombres como Granero (fuera de la lista) y a De La Red (en el banquillo).