"En el fútbol de hoy hay una tendencia contra el espectáculo"

Cambiasso

"En el fútbol de hoy hay una tendencia contra el espectáculo"

"En el fútbol de hoy hay una tendencia contra el espectáculo"

CHEMA DÍAZ

Tenerlo delante al Cuchu es entrar en la contradicción de su mirada afilada, casi aguileña, y su verbo pausado y reflexivo. Perteneció a una clase media... ahora es un crak.

¿Tiene mecanismos el Inter para remontar el 2-0 de Liverpool?

Estoy convencido de que sí, aunque no nos engañamos y, sin ser un resultado escandaloso, el 2-0 es el marcador más difícil. Encajar un gol pondría las cosas casi imposibles. Pero ganar 2-0 en San Siro no es una locura. El Liverpool lo consiguió en Inglaterra y eso que no va bien en la Liga. Después, en la prórroga, ya se vería.

Ya no es el Liverpool que ganó la Champions.

No creo que sea menos fuerte que aquel que ganó la Champions o que el que fue finalista el año pasado. No sé por qué, pero se sienten más cómodos en Copa que en Liga, donde no suelen tener regularidad. Suelen leer bien los partidos.

El Inter no tiene experiencia ganadora en Champions en los últimos años, al contrario que el Liverpool. ¿Un hándicap?

¡Hay un montón de factores! Seguro que el hecho de conocer el éxito te hace estar más seguro. Es como en la vida, el que tiene que explorar no va con la misma seguridad que el que ya conoce el camino. Nosotros también nos sentimos fuertes en una de las mejores Ligas del mundo. Y eso cuenta.

El Inter está en el año de su centenario. ¿No ganar la Champions sería un fracaso?

Ya tenemos un bicampeonato y otra Liga está en ciernes. No creo que haya un sentimiento especial de ganar la Champions por el hecho de ser centenarios, tiene más que ver con que sea una competición fascinante, la mejor que hay después de un Mundial por organización y por la dimensión que tiene a nivel mundial.

¿Qué ha cambiado en usted para que sea tan valorado en el Inter?

No creo en transformaciones mágicas. Sigo siendo el mismo que era en el Madrid, aunque uno mejora todos los días; esa es mi mentalidad. Aquí he encontrado un sitio donde me valoran y me siento cómodo, y tengo regularidad; nada más.

¿Fue difícil acostumbrarse a un fútbol tan táctico?

El fútbol es táctico en todos los rincones del mundo. Por mi posición, a mí siempre me gustó analizar los partidos. No es que un atacante juegue sin pensar, pero el que desarrolla un rol desde el centro del campo hacia atrás no depende de lo que quiera hacer, sino de lo que quiera hacer el rival. Un centrocampista está obligado a leer el partido. En Argentina y en España me tomaba el mismo interés que ahora.

¿Traslada usted al campo su carácter fuera de él?

Si, sí Soy muy ordenado en mi vida privada y un poco obsesivo. Trato de ser perfeccionista, no me gusta dejar las cosas al azar, o intento que el porcentaje de cosas que dejo al azar sea el mínimo posible.

Pues con tantas obligaciones en el campo está marcando muchos goles.

En las últimas temporadas llevo una media de cinco o seis. Eso te llega. Es raro que yo marque el 4-0. Lo normal es que me lance cuando el equipo lo necesita, para marcar el primero. Mis goles llegan porque vamos perdiendo, para empatar, o si empatamos, para ganar. Son casos de necesidad.

¿Es ahí donde usted demuestra ser un gran mediocentro, en la capacidad para ir arriba?

Es una cuestión de espacios. Es habitual ver que cuando un mediocentro baja al puesto de central lo haga bien. Es más difícil que ocurra al contrario. El éxito será mayor, siempre, al retrasar la posición antes que al adelantarla. Cuando un mediocentro recibe está enjaulado entre los atacantes y los centrocampistas contrarios, sin contar algún otro que se cuela. Si un medio se pone a jugar donde los centrales está más liberado, tiene más espacios, y cuanto más arriba juega los espacios se reducen al mínimo. Ahí es donde se ven a los buenos centrocampistas.

Antes se buscaban medios con técnica, ahora está de moda el músculo, lo africano.

Hay que ser cauto. El mismo comentario lo escuché de Claude (Makelele) y él es de los jugadores que menos pases ha fallado en los últimos años. Pero sí hay una tendencia, y es mundial, de poner no a más mediocentros, si no a más jugadores defensivos en los equipos. Por esta tendencia, el espectáculo está sufriendo cada vez más: lo importante es no recibir goles, y si se hace alguno, bienvenido sea.

Es como si los equipos se partieran en dos: seis defienden y los otros se las arreglan.

Si uno analiza a nivel de selecciones, el mejor del mundo ha sido Brasil y toda la vida ha jugado con dos volantes defensivos. Yo empecé a ver a Dunga-Mauro Silva, pero siempre hubo dos de contención. Lo importante es ver la compensación del equipo.

Desde que se fue del Madrid el club no ha encontrado un mediocentro de garantías. ¿Se regocija en esa idea?

No, no Lo dije siempre, el Madrid fue una etapa muy buena. Nunca me escucharán hablar mal

¿Puede coger Gago el testigo que dejó Redondo?

A Redondo se le sigue buscando a nivel mundial. A mí fue la persona que más me marcó en mi posición. El Madrid luego tuvo un jugador que le dio muchas satisfacciones sin ser alto, con el pelo largo y zurdo, que fue Makelele. Al Real le resultó irreemplazable. Siempre dije que los mejores mediocentros se ven el día que se fueron. La atracción de ese Madrid estaba en Figo, Zidane, Raúl o Ronie, y no en Claude y otros.

¿Y Gago?

Fernando es un grandísimo jugador. No me gusta hablar de compañeros, pero le diré que no es casualidad jugar en el primer equipo de Boca, en la selección argentina y en el Real Madrid. Está empezando, pero su aparición no es casual.

Hábleme del Inter

Somos un equipo muy compacto. En Liverpool lo demostramos con uno menos (por la expulsión de Materazzi). Tenemos una gran plantilla de 25. No es relevante el hecho de quién juegue; hay una base sólida y una idea clara y se pueden cambiar las piezas sin que el juego se resienta.

Se le acusa al Inter de jugar feo, poco vistoso.

Es un equipo compacto que aprovecha sus individualidades. Esa es la historia del fútbol italiano, el ser concretos, un bloque. Nuestra característica no es el descubrirnos, sino conseguir ganar. Pero ojo, si revisa los números creo que somos el mejor ataque de la Liga. También tenemos la capacidad de descubrirnos. Decir que nos basta con un gol es menospreciarnos.

¿Se habla más argentino que italiano en ese vestuario?

¡No, la lengua madre es el italiano! Pero claro, hay muchas nacionalidades, es inneglable que el fútbol deriva a eso.

¿Y el Madrid de Schuster, qué le parece?

Está siendo superior al resto en la Liga aunque está acusando el centrar la atención en la Champions. Juegan bien en el Bernabéu e inteligente fuera. La victoria con Capello le ha dado mucha seguridad, se ha quitado la tensión de un plumazo.

¿Qué recuerdos le quedan de cuando llegó al Madrid con 15 años?

Fue un sueño, una fábula. Hice la pretemporada con uno de los equipos más fuertes que se creó: estaba Capello y se fichó a Pedja, llegaba Suker, Seedorf, Panucci

¡15 años! Era usted un crío.

Había tenido la posibilidad de irme al Ajax y no quise por una cuestión de adaptación. Con el Madrid nunca tuve dudas. Me sirvió mucho ver lo que era el fútbol y la vida en Europa, saber lo que era estar solo Eso me enriqueció.

Con 27 años, ¿se siente como un joven con experiencia o como un veterano que está de vuelta de todo?

Siento que estoy iniciando mi mejor etapa como futbolista después de tanta experiencia que puedo transformar en inteligencia para aplicar en esta posición de medio. ¡Veterano no, eso no hasta que no meta el tres por delante en el carnet de identidad!

Hábleme de Menotti. Él le llamó cuando incluso no jugaba mucho con el filial blanco.

No, fue el año anterior, con el Castilla en Segunda, cuando no jugaba. Al bajar a Segunda B, el año que se ganó la Séptima, sí jugaba regularmente con Miguel Ángel Portugal, pero yo veía que el resto de mis compañeros de la selección Sub-17 con los que habíamos ganado el Mundial, igual que el Sub-21 después, estaban jugando en Primera en Argentina. Yo me sentía estancado. Hablé con el Madrid y creyeron que era un capricho. Me desesperaba el hecho de que se pudiera estancar mi carrera, y ahí apareció Menotti para llevarme a Independiente. Él mismo levantó el teléfono, llamó a Hiddink y le dijo que le mandaría informes de cómo yo estaba creciendo. Y me dejaron ir.

¿Fue el técnico más importante en su carrera?

Fue Pékerman. Me llevó con 14 años a un Mundial Sub-17. Después, al Mundial Sub-21 con 15 años. Me convertí en un niño adolescente que tenía que asumir responsabilidades de gente mayor.

En 2002, al volver de River, llegó a un Madrid campeón de Copa de Europa, pero que empezaba el declive.

No tanto. Mi primera temporada fue la 2002-03. Me tocó debutar en la Supercopa de Europa y le ganamos a Feyenoord, el único título que le faltaba al Madrid. Tres meses más tarde ganamos la Intercontinental y luego la Liga. La única cosa negativa ahí fue perder la semifinal de la Champions con la Juve. En el segundo año sí se puede hablar de declive.

¿Qué pasó?

Que fuimos a la gira asiática con 25 profesionales y al volver se habían ido ocho: Makelele, Morientes, McManaman, Flavio, Iván Campo...

¡Se los sabe de memoria!

Pregúntele a Queiroz, él también se los sabe. Hay que analizar bien lo de Zidanes y Pavones. Cantera por fuerza es muy difícil. No todos los años sale la Quinta del Buitre o un Casillas, un Raúl y un Guti. La cantera no es una garantía como tampoco lo son los fichajes. No creo que se pueda decir: 'Tengo cuatro Balones de Oro y el resto lo relleno'. Un equipo es un grupo de trabajo. Ese año se limpió lo que en España llamaban la clase media. Los que no entrábamos en el once éramos Solari, Guti, César y yo. Y luego apareció Portillo, Mejía, Bravo y Pavón, que parecía ser el más veterano. ¿Era suficiente?

Cuando se fue Florentino dijo que aquello se le había ido de las manos. ¿Usted notó diferencias de trato?

En absoluto. Cuando debuté en el Madrid, en esa Supercopa, sentí la necesidad de hablar en el campo, de llamar y pedir ayudas de los mejores del mundo y nadie me dijo: '¿Qué me estás contando?'. Es muy fácil culpar a los jugadores. Quizá se equivocara la estrategia. Es difícil crear un equipo campeón y muy fácil desmontarlo. Eso fue lo que pasó en esa pretemporada. Aquello fue una demostración de que el fútbol es un grupo y no ese tipo de proyectos. Ahora el Madrid tiene un buen equipo, de mucha calidad, y no todos son Balones de Oro.

¿Se sintió usted con poco apoyo por estar representado por Onieva?

A mí las cosas siempre me las ha manejado mi padre.

¿Por qué se fue?

Simplemente, no estaba en el proyecto. No era un Zidane y tampoco barato como un Pavón. Estaba en medio. Era de esa famosa clase media que luego ha demostrado en otros equipos ser más que una simple clase media. Pero el presupuesto no daba para tenernos. No me creo una víctima y no tengo malos sentimientos. Son ocho años de relación con el Madrid y sería estúpido terminarlos mal. Me fui saludando hasta la última persona en las oficinas, conmigo siempre tuvieron un buen trato.