El madridismo ha sustituido los galácticos por los camachitos, término utilizado para reconocer la bravura y la ejemplaridad que en su día mostraron jugadores encastados como el de Cieza, Pirri o Santillana. Sergio Ramos es, sin duda, el futbolista que más se ha ganado a la grada del Bernabéu por su capacidad de sufrimiento, admiración que se ha incrementado tras pasar ayer el central de Camas por el quirófano para operarse de una fractura del tabique nasal que sufrió... ¡el 7 de marzo!

La intervención fue más complicada de lo que pueda imaginarse. El doctor Néstor Galindo estuvo más de hora y media con él para reducirle los considerables desperfectos (rotura total del tabique y obstrucción respiratoria del lóbulo derecho de la nariz) que tenía desde aquel partido con el Bayern Múnich en el Allianz Arena, en el que un cabezazo involuntario de Makaay en un salto le dejó con la camiseta ensangrentada y un apósito para frenar la hemorragia como fuera (ver la fotografía, habla por sí sola).

Sacrificio. El doctor Galindo comentó a René, hermano mayor de Sergio, y a la madre del internacional madridista que se había quedado alucinado: "Viendo como estaba esa nariz me parece admirable que el chaval se haya pasado tres meses jugando al fútbol y entrenando en ese estado. Una persona normal tendría que haberse dado de baja en el trabajo porque respirar así es casi imposible, incluso haciendo una actividad pausada...".

La operación fue tan seria que anoche se quedó ingresado en la Ruber Internacional (en la habitación 134), puesto que recibió anestesia general y los médicos decidieron que descansara 24 horas en el centro hospitalario para darle hoy el alta si todo ha evolucionado con la normalidad deseada.

Reto. La machada de Ramos tiene su origen en aquella triste noche de Múnich. Ramos acabó el encuentro con la nariz partida, lo que no le impidió meter aquel gol legal que fue anulado caprichosamente por el árbitro por una mano claramente involuntaria.

La eliminación de la Champions le añadió una frustración añadida. Sergio Ramos regresó a la capital y acudió a los médicos para ver cómo estaba su nariz. Diagnóstico contundente: fractura abierta de tabique nasal y necesaria intervención quirúrgica. Ese sábado jugaba el Madrid en el Camp Nou y el Tarzán de Camas dejó alucinado a los doctores de la entidad y a Capello: "No es momento para dejar tirado al equipo. Ya me operaré cuando acabe la Liga". Ese sábado metió de cabeza el 2-3 ante el Barça...

Su hermano René, que también lleva sus asuntos profesionales, está radiante con Sergio: "Ha jugado partidos sin poder respirar, pero tiene un coraje a prueba de bombas". Calderón y Mijatovic no son ajenos a ello. La próxima semana serán citados en el Bernabéu para firmar la mejora y blindaje de su actual contrato, que finalizará en el año 2013. El Milán de Ancelotti, que ha preguntado por él, se quedará con las ganas. Sergio Ramos, 21 años, será blanco por mucho tiempo...