Bundesliga | Bayern
El Bayern echa a Magath a tres semanas del Madrid
La posibilidad de no jugar la próxima Champions fue clave
El miedo al batacazo económico por no participar en la próxima Champions League, las discutidas suplencias de Podolski, el mal juego, que ha supuesto el distanciamiento a ocho puntos del Werder Bremen en la Bundesliga, y el carácter seco y agrio de Magath han acabado con su etapa como entrenador del Bayern.
Ni los dos dobletes consecutivos le han servido para conservar el puesto ante el peligro inminente de una crisis económica. El club bávaro se ha tenido que hacer cargo por completo de la financiación del lujoso Alianz Arena porque su socio y vecino, el Múnich 1860, está al borde de la quiebra.
Sin el Kaiser.
Sin el goloso pastel de la Champions, sostener ese gasto, que no estaba presupuestado, es una quimera. "Hemos tomado esta decisión principalmente porque la participación del equipo en la próxima Champions está en peligro", dijo Rummenigge. La decisión la tomo el club muniqués sobre las tres de la tarde. Se reunió toda la plana mayor del club, encabezada por el propio Rummenigge y Uli Hoeness, excepto el presidente Franz Beckenbauer, que iba camino del aeropuerto de Dubai. La decisión fue tomada sin contar con él, "algo que no sucedía en el Bayern desde el año 1500", comentaba con aire jocoso un periodista alemán. Enterado de la noticia, Beckenbauer mostró su apoyo por la decisión tomada.
La noticia sorprendió porque, aunque se comentaba que Magath no cumpliría el año de contrato que le quedaba, no se esperaba una reacción tan inminente y drástica por parte del club. Otra razón de peso que precipitó los acontecimientos han sido las suplencias de Podolski. Fichado a golpe de talonario (diez millones de euros), al club le cuesta asimilar que Pizarro, que abandonará el club en junio porque no le pagan los cuatro millones de euros limpios que pide, cierre el paso a una de las nuevas estrellas del fútbol alemán, que además es un excelente reclamo publicitario.
Sin embargo, Magath consideraba que el peruano estaba más en forma. El club piensa que debería haberle dado más continuidad a Podolski, aún joven y empezando a asimilar lo que supone jugar en un grande. Tampoco su relación era muy estrecha, entre otras cosas porque Magath es de la escuela de sus dos maestros, Ernst Happel y Zebec, dos míster látigos de esos de pretemporadas infernales, balones medicinales y voz subida de tono cuando hay que ajustar cuentas con la plantilla. Tras el bochornoso empate a cero con el Bochum, que hizo que los pitos retumbaran en el Alianz, se escucharon sus gritos en el vestuario acusando a parte de la plantilla de falta de compromiso.
También le ha faltado tacto a Magath con el actual símbolo de club, Bastian Schweinsteiger, un jugador joven que, como Podolski necesita todavía un entrenador que le oriente y le apoye de cerca.