Torres, te estimo

Liga de Capello (II). Los amantes de las apuestas deben aprovechar el batacazo con el Recre para apostar toda su fortuna a que el Madrid ganará la Liga. No he tomado champán con garrafón ni vengo de la cena navideña del AS. He tenido una visión que me ha abierto los ojos. A las 9:50 horas, los niños de San Ildefonso cantaron el número de la suerte, ese Gordo tan deseado: 20.297. Analicen las dos últimas cifras. El año triunfal de Capello: 1997. Esa terminación millonaria es una pista que he captado al vuelo. Ese 97 tiene pedrea en forma de título. Será la Liga del General Fabio (Segunda parte).

Torres, OK. Sin ironías. El Niño Torres me parece un magnífico delantero. Con planta y bien plantado. En el Camp Nou siempre se exhibe como hizo Cunningham en cierta ocasión. Pero cada vez que juega frente al Madrid parece que le han hecho vudú. Dispuso de un penalti. Sabía que no entraría. Él siempre respeta al Madrid. Paró Diego López como lo hubiera parado mi señora madre, convaleciente de su pie recién operado (mami, mañana compartimos paletilla de cordero en la Nochebuena). Me telefonea Toñín, el torero, y me deja la última perla del año: "Si algún día me fusilan, quiero que me dispare Torres". Fernando, te estimo.

¿Y Marcelo? Nos quedamos con las ganas de ver debutar a Marcelo, ese polvorilla brasileño que hará sudar la gota gorda a mi amigo Roberto Carlos. El club adujo molestias en un tobillo. Pero la razón es que Brasil le ha convocado para jugar en Paraguay el clasificatorio para el Mundial Sub'20 y eso tendría al chico secuestrado todo el mes de enero. Sería una faena. El Madrid hace bien en protegerlo.

¿Pichu? Al leer las alineaciones vi que en la portería jugaba ¡¡¡Pichu!!! Su nombre de pila no es Machu. Se trata de Cuéllar, que se ha cambiado el nombre para rescatar un mote de juventud. Encima, al final salió por Jurado un chico llamado Pollo. Con Pichu y Pollo es de traca que el Atleti ganase. ¡Frívolos!

In Memoriam. La comida que Calderón y Cerezo presidieron en el Teatro Real fue fabulosa, digna de la caballerosidad de ambos. La memoria de Gil les rescató momentos inolvidables. Don Jesús era único. Sin Imperioso y sin él, esto no es igual. ¡Feliz Navidad a todos!