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Champions League, Jornada 5 | Werder Bremen 1 - Chelsea 0

No hubo favor de Mourinho

El Werder Bremen, que tal y como se desarrolló el encuentro pudo sentenciarlo en los primeros 70 minutos, logró mantener el gol que le da dos puntos de ventaja sobre el Barça, aunque terminó el encuentro encerrado en su área

Actualizado a
<b>REGALITO.</b> El gol de Mertersacke llegó tras un tremendo despiste de la defensa del Chelsea.
REGALITO. El gol de Mertersacke llegó tras un tremendo despiste de la defensa del Chelsea.Reuters

El encuentro comenzaba con presión para el equipo local, y no es que el Chelsea como dijo Mourinho antes del encuentro (afirmó que sólo se deja ganar cuando juega ante sus hijos), saliera a buscar la victoria, sino que en Sofía, el Barça se adelantaba bien prontito en su encuentro ante el Levski. Con este resultado, que seguro conocieron los alemanes en el campo, Werder y Barcelona empataban a puntos en la segunda plaza y todo quedaba pendiente para el Camp Nou dentro de dos semanas, partido en el que cual el equipo español encararía con la ventaja del gol anotado por Messi en Bremen.

El conjunto alemán no parecía inmutarse, quizás sería porque el Chelsea se limitaba a ir detrás del balón y no creaba ningún tipo de peligro. Pero tampoco lo hacía el conjunto local. La primera ocasión con algo de peligro llegó tras un remate de Almeida a pase de Diego, cerebro total del conjunto bávaro que dejaba pinceladas de la gran calidad que atesora en todas sus intervenciones. Los pesos pesados del conjunto de Mourinho seguían sin aparecer, en especial Michael Ballack. Sólo Joe Cole, que ha perdido este año su titularidad indiscutible, aportaba cierta intensidad al juego ofensivo de su equipo.

El juego era completamente anodino, y como suele pasar cuando el juego no da para más, el gol llegó a balón parado. El central Mertesacker adelantó a los alemanes a la salida de un córner, con la colaboración de Ballack, que no quiso interrumpir el momento de gloria de su compatriota y compañero de selección. Con el gol, la posesión del balón se equilibró, y Ballack, tras un córner (como no) botado por Joe Cole estuvo a punto de conseguir el empate. De ahí hasta el final de la primera parte, el Chelsea se limitó a tener el balón en el campo alemán, aunque sin profundizar y con continuas pérdidas de balón que daban lugar al contrataque de su rival.

No veían llegar el final

Los primero veinte minutos de la primera parte fueron un esperpento cómico (nueo género creado por José Mourinho, algo es algo), porque cuando no te daba la risa, sentías cierta sensación de espanto. La situación era sencilla, el conjunto inglés mantenía la ventaja de goles con respecto a los alemanes, y en la próxima jornada recibe a la perita en dulce del Levski. La primera plaza estaba más que garantizada. Y de paso el ego de Mourinho ponía en la situación más difícil que podía a su gran rival de los últimos años. Y lo mismo se le puede aplicar al Bremen, que veía inalcanzable la primera plaza, y no quería arriesgar el marcador. Daba la impresión de que a Mourinho le habían salido once nuevos hijos.

Será por vergüenza ajena o por el carácter ganador que imprimen a un equipo jugadores como Shevchenko, que con la entrada de éste el Chelsea comenzó a tomar el mando del encuentro, aunque sin crear peligro. Tan sólo una parada con algo de dificutad por parte de Wiese pudo inquietar a la afición del Weserstadion.

La entrada de Robben y Wright-Phillips dio definitivamente cierta mordiente a la ofensiva londinense, aunque faltaban tan sólo ya 14 minutos de juego, y que nadie se engañe, el peligro llegaba por la desidia del equipo local, y no por las ganas del visitante.

Los últimos minutos del partido, aunque sólo fuera por disimular, el Chelsea se fue para arriba, aunque a esas alturas de partido la agresividad y concentración necesarias ya no iban a aparecer. El final del encuentro dejó contentos a todos, especialmente a Mourinho, y dentro de dos semanas nos espera un encuentro de infarto en el Camp Nou, donde sólo valdrá la victoria.