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Amistoso | Real Madrid 1 - Reggina 0

Raúl, 279 días después...

El gol del capitán puso fin al 'stage' de Austria. Emerson y Van Nistelrooy sólo cumplieron en un barrizal. Cassano y Diego López, notas positivas

Actualizado a
<b>LA LLUVIA CASI SUSPENDE EL PARTIDO</b>. La fuerte lluvia que cayó sobre el estadio de Graz provocó momentos de incertidumbre antes del amistoso con la Reggina, dado que ambos entrenadores dudaron de la necesidad de jugar en un campo encharcado que podía provocar lesiones a sus jugadores. Al final se determinó disputarlo, aunque hubo situaciones como en la fotografía, en la que Raúl y Da Rosa parecen jugar sobre una piscina. Además, el infortunio quiso que Guti se lesionase la mano en una entrada a ras de césped cerca del descanso. Si Capello llega a saberlo, lo habría reservado seguro...

No era el día adecuado para ponerse lustroso y de etiqueta en tu debut. No ayudaban ni el rival (la Reggina fue el 15º en la Liga italiana y su presidente, Lillo Foti, ha sido investigado por la trama de corrupción del calcio) ni el clima de perros. A Van Nistelrooy y Emerson se les debió esfumar la sonrisa cuando pisaron el campo encharcado de Graz, que parecía Balaídos en los años 70 cuando Pirri, Benito y Camacho acababan los partidos como muñecos de barro en la chocolatera del Celta.

La lluvia y el frío no invitaban al jogo bonito, pero cuando el guión otorga protagonismo a los tipos con perfil guerrero siempre aparece Raúl. El capitán. Seamos sinceros. Nos cuesta ubicarle en un once titular. Su puesto está tan solicitado que parece la puerta de Harrod's en el día que empiezan las rebajas. Baptista, Guti, Cassano, Robinho y hasta Jurado pueden manejarse entre líneas. Pero la autoestima de Raúl ha crecido con la llegada de Capello. Él no se ve acabado y ése es un avance interesante.

Con Guti y Cassano formó una línea de creación que llegó a justificar la suplencia inicial de Robinho, Beckham y Baptista. Ese tridente desarmó a la defensa nutrida de los italianos, arracimada en torno a Da Rosa (que se llama Gaetano, no Pepe) y Aronica, dos zagueros sin nada que perder que mantuvieron a Van Nistelrooy casi inédito. Al menos, el holandés fijó a los dos centrales y facilitó la entrada de esa imaginativa línea de tres hasta que, como Juan Palomo, ellos se guisaron y se comieron el gol, el único, el de la victoria. Cassano (rápido, activo y amenazante bajo la lluvia) buscó a Raúl, que amagó y dejó pasar. Guti, segundo capitán, hizo un engaño perfecto y habilitó al primer capitán para que batiese con sutileza a Pellizoli. No era un gol más. Era el primero que firma Raúl con la camiseta blanca desde el 26 de octubre de 2005 (Riazor, 3-1). Han pasado 279 días...

Bye, bye Gravesen. Resulta de una ingenuidad asombrosa calificar como 'amistoso' cualquier partido en el que juegue Gravesen. La Reggina estaba mostrando una cara amable (no olvidemos que los italianos no te regalan ni los buenos días), pero cerca del descanso las imágenes de Cuatro nos mostraron al danés enfrascado en una de sus habituales peleas. Esta vez no era Robinho, sino Lucarelli. No hubo puñetazos. Pero se llevó una tarjeta. La última como jugador del Madrid. El domingo le darán oficialmente la baja. Thomas, tanta paz lleves como descanso dejas...

La cara B del disco duro de Capello nos mostró tras el descanso a la nueva canarinha del Bernabéu (Baptista, Cicinho, Roberto Carlos, Emerson y Robinho), a los que sólo falta unirse Ronaldo, y quién sabe si el soñado Kaká, para que Dunga se saque el abono del Real Madrid para tener controlada a la mitad de su tropa.

La Reggina espabiló gracias a la entrada de un sobrino de los Madariaga y Figueroa, aquellos hondureños heroicos que emborronaron el debut de España en su infausto Mundial (1982). El chico se llama Julio César León y sacó los colores a Pavón y Helguera, dupla nacional con serios problemas para abandonar las listas de descartes. El tal León encaró un par de veces, pero se encontró con un portero imperial. Es gallego, no alemán, se apellida López, no Illgner. Pero mide casi dos metros. Como Bodo. A Capello le gustan así. Pero Iker es mucho Iker. ¿O no, Fabio?

Emerson recuperó los suficientes balones como para entender el empeño de Capello en que sea su neceser de viaje allá donde va. Nadie pagará 60 euros por ir a verle al Bernabéu, pero es un jugador serio, disciplinado y de los que reman sólo en una dirección: la de la victoria. Así es Capello, señores. 1-0 al Plymouth y a la Reggina; 0-0 con el Fulham. El Madrid ya no es un coladero atrás. Sólo falta que lleguen el buen fútbol y los goles...