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En el torneo más español y en el que defiende el título, Rafa Nadal cumplió el siempre incómodo trámite de pasar la primera ronda de un Grand Slam. El sueco Robin Soderling, que se vació en la segunda manga, resultó un digno sparring para el manacorí. Pero sus golpes se fueron resquebrajando ante la habitual contundencia y potencia física del español, que ha hecho del contraataque un arma letal. Porque Nadal acaba apabullando a sus rivales tanto por sus pesados golpes liftados como por su facilidad para hacerles desesperar. Una táctica que le ha permitido superar el estratosférico récord del ex tenista argentino Guillermo Vilas, al sumar su quincuagésimo cuarta victoria consecutiva sobre tierra batida.

Una marca hasta hoy imposible por las peculiaridades del tenis sobre tierra batida. La superficie sobre la que el deporte de la raqueta tenis se torna más duro y completo, donde la técnica y la fuerza comparten protagonismo con la consistencia, la fiabilidad y la mentalidad del jugador. Buena prueba de ello es que grandes mitos de la historia de este deporte, como el austriaco Thomas Muster o el sueco Bjorn Borg, no llegaron a poner en peligro un récord con casi tres décadas de vigencia.

El detalle corrió a cargo de la organización del torneo, de la Federación Francesa de Tenis y del propio Vilas, que le entregó con una sonrisa un trofeo conmemorativo de la gesta. Sin duda el "gaucho" llevaba la procesión por dentro, mientras que la cara de Nadal, con la naturalidad pasmosa de quien que ha hecho de la victoria una costumbre, delataba que aún no había digerido la verdadera trascendencia de su nuevo logro.

Rafa Nadal, que el próximo tres de junio cumple 20 años, ha comenzado con soltura, contundencia (6-2, 7-5, 6-1) y el enésimo récord de su corta pero dilatada carrera profesional, la defensa de su hasta ahora único Grand Slam. Porque una semana después de su cumpleaños sumará el segundo si Roger Federer, a quien le tiene tomada la medida, no lo remedia. La mágica fórmula de su tío Toni, para mantenerle en todo momento con los pies en la tierra, tendrá que ser de nuevo revisada. Porque la progresión del que lleva camino de ser el mejor tenista español de todos los tiempos, no parece tener fin.