Primera | Real Madrid
Carlo Ancelotti, el espejo de Berlusconi
Silvio le sugirió el once en la final de Old Trafford
Salvo Ancelotti, ningún entrenador ha permanecido tantas temporadas consecutivas en el banquillo del Milán desde que Silvio Berlusconi es presidente y, ni mucho menos, ha mantenido una relación con él tan estrecha. La razón principal se debe a que éste es más tranquilo y pacífico que sus predecesores y, sobre todo, a que entiende que el jefe de una empresa (en este caso un club de fútbol) debe tener un gran peso en la toma de decisiones. Una forma de entender este negocio que maravilló a Florentino Pérez, porque esa forma de trabajar aún no se ha hecho extensible.
Berlusconi aconseja y ofrece sus conocimientos futbolísticos continuamente a Carlo, pero sin llegar nunca a la imposición como se ha dicho, o como Bruno Vespa publicó en el libro 'Il Cavaliere y el Professore'. El propio Berlusconi afirmó hace dos temporadas que él era el que decidía todo ("desde hace 18 años hago las alineaciones, dicto las reglas y compro a los jugadores") guiado por su deseo de que se hable, como él reconoció, "del Milán de Berlusconi". Mientras, Ancelotti ha aclarado en varias ocasiones que lo que realmente existe entre ambos es el consenso: "Amo hablar de fútbol con él y hacerlo partícipe de mi trabajo".
El ejemplo más evidente de esa compenetración se vivió en la final de Champions de 2003 ante la Juve. En los días previos, Berlusconi describió sobre una servilleta los peligros de la Vecchia Signora y las claves para ganar, haciendo hincapié en la labor fundamental de Maldini y Seedorf (ver las ilustraciones que acompañan a este texto). Carlo aceptó los consejos y el Milán ganó en Manchester.
Objetivo claro. Berlusconi quiere que se juegue con dos delanteros. Una concepción del fútbol que ha hecho adaptar a Ancelotti su filosofía, haciendo del Milán un conjunto más europeo que italiano. Los resultados del Milán en estas temporadas justifican su estilo, dando siempre más prioridad a recuperar la hegemonía en Europa que a sumar más ligas. Un claro ejemplo es que este año, antes de jugar la vuelta ante el Lyon en la Champions, Carlo alineó en Lecce, y a regañadientes, a siete suplentes. Los rossoneri perdieron 1-0 y dejaron escapar a la Juve pero nadie del club le criticó porque el gran objetivo del Milán es pelear por la Champions. Eso sí, con dos delanteros.