Copa del Rey | Real Madrid 4 - Zaragoza 0
¡¡¡Juanito vive!!!
Durante diez minutos, el Bernabéu pareció sumergirse en el túnel del tiempo. El Zaragoza encajó tres goles y la afición soñó con la gesta. Pero tras el 4-0 las fuerzas no dieron para más. Pero el espíritu de Juanito está vivo, vivo...
Carta a mi héroe. Juan, me gustaría tener toda la noche por delante para contarte lo emotivo que ha sido verte de nuevo. Te sentí desde que empezó el día. A las nueve de la mañana me pasé por tu casa, el Bernabéu, donde sé que te escapas a menudo para animar a tu Madrid, ese equipo por el que te dejaste la vida hace catorce años. El lunes le conté a mi pequeño Marcos que tú entrenabas al Mérida, pero decidiste subirte a un coche para asistir a un Madrid-Torino en esa grada donde la bufanda blanca te salía del corazón. Podías haberlo seguido por la tele, pero la pantalla hubiera pagado la ira de tu pasión. Anoche te vi. Estabas disfrazado de balón e hiciste un último servicio por este equipo legendario que ante el Zaragoza te rindió el homenaje con el que siempre soñaste. Cuando sonó el himno de siempre, el de las mocitas madrileñas, te contemplé risueño, gritando "vamos, c..." y mirando al tendido. Tú empujaste el obús de Cicinho, el remate raso de Robinho y el gol ratonero de Ronaldo. Los tres brasileños se nacionalizaron ayer como ciudadanos de Fuengirola. El 3-0 en diez minutos valió por toda la Copa. Fue un homenaje al fútbol, a la honradez de un vestuario que ha dignificado este escudo...
"Illa, illa, illa...". Lo tuyo tiene mucho mérito, Juan. Jamás se agotaron 80.524 entradas para ver a un equipo que le habían metido 6-1. Muchos se mofaron de esa derrota tenística. Los mismos a los que les corría un sudor frío cuando restaba media hora y el 4-0 alumbraba una noche mágica y bíblica. Un dato significativo: en el Camp Nou hubo 21.000 gradas vacías en el fallido intento por remontar el 4-2. Pero fue citar Iker tu nombre y movilizar a las masas, agitar el espíritu y reactivar la salud de un club que ha bajado de la nube para reunir a su pueblo en un partido que enseña dos caminos: el de la Décima y el de la honrada lucha por el título de Liga. Te espero en París el 17 de mayo, amigo.
Símbolos. El Bernabéu despidió en pie a su equipo. Palmas sinceras, sentidas. La Cofradía del Clavo Ardiendo blandía en el Primer Anfiteatro una pancarta que marca el camino a seguir: "Vuestro esfuerzo es nuestro orgullo". Todo son símbolos para la esperanza. Hasta el maestro Di Stéfano reaparecerá este viernes para estar con sus fieles de la Peña La Saeta...
Un caballero. En la derrota sólo cabe levantar la cabeza, felicitar a este Zaragoza que en La Romareda lo bordó y contar al mundo entero que el Madrid de los galácticos ha rugido con furia. Ha vuelto. Como tú, Juan. Hasta tu hijo Roberto ha sabido definir cómo eras: "Un guerrero en el campo, un caballero fuera". Estoy orgulloso de haberte conocido. Me voy a casa apartando las lágrimas del teclado. Pero estoy feliz. Mi sueño se ha cumplido. ¡¡¡Juanito vive!!!