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Cuatro mil exiliados del Manchester de Glazer han creado un triunfal FC United
Es líder destacadísimo de la Décima División inglesa y tiene 160.000 euros logrados mediante donación en sus arcas.
El pasado 14 de junio, el multimillonario norteamericano Malcolm Glazer se hizo con el control absoluto del Manchester United. Ese mismo día, la North West Counties League (Ligas de los Condados del Noroeste) autorizó que un club sin entrenador, jugadores ni directiva y que acababa de elegir esa misma mañana su nombre participase en su competición de Segunda División desde la temporada 2005-2006.
Ese club sin ejecutivos, cuerpo técnico y plantilla, sí tenía en cambio aficionados. Concretamente 4.000. Y ese club que comenzaría a disputar sus primeros partidos en agosto era... el FC United of Manchester, cuatro millares de exiliados del Manchester United tras la llegada del ricachón yanki.
Ahora, poco más de seis meses después de aquello, el FCUM o FC United, como prefieran, manda con mano de hierro en la Moore & Co Construction Solicitors League Division 2, el rimbombante nombre de la Décima División inglesa, tiene entrenador, tiene directiva, tiene jugadores y, además, tiene 160.000 euros en el banco por las donaciones de los aficionados. Un proyecto triunfal.
La fundación.
Contrariamente a lo que todo el mundo supone, la idea de crear un club escindido del Manchester United no era nueva en junio. Ya en 1998, cuando otro extravagante multimillonario, Rupert Murdoch, intentó hacerse con el control del paquete accionarial, estuvo a punto de formarse un nuevo club. Pero la operación del magnate mediático fracasó y, con ello, la idea quedó en el olvido.
Pero el aterrizaje de Glazer sacó el proyecto del cajón por parte de los aficionados más puristas, disgustados con el gran bazar en el que se ha convertido el deporte rey. En principio se pensó en Ole-Gunnar Solksjaer para presidir el proyecto dada su oposición al norteamericano, pero rechazó el cargo.
Desde entonces, el club, más una cooperativa que un equipo de fútbol al uso porque todas las acciones que conciernen al equipo se dirimen democráticamente entre sus asociados, abrió un concurso público para elegir entrenador (cargo para el que fue aceptado Karl Marginson), hizo pruebas para confeccionar su plantilla hasta conseguir cuadrarla y comenzó a jugar.
Y con éxito. Aunque le costó cuatro partidos anotar el primer gol de su historia (Steve Torpey ante el Flixton, el 2 de agosto), el FCUM bate récords: el día de su debut en la categoría llevó al campo del Leek CSOB a 2.590 aficionados, una cifra superior a la acumulada por su rival en los 17 partidos de la temporada anterior en su feudo.
Y poco a poco cada vez más gente se engancha al proyecto: en el último partido de su Liga, el estadio Gigg Lane de Bury, donde actúa como local, acogió a 4.328 espectadores de pago. Un proyecto reaccionario, romántico y sobre todo triunfal.