López Caro: "A mí sí me gusta el juego por banda"

Primera | Real Madrid

López Caro: "A mí sí me gusta el juego por banda"

López Caro: "A mí sí me gusta el juego por banda"

El nuevo entrenador blanco en AS: "Sigo viéndome provisional"

A pesar de tener fama de sargento de Hierro, no hay nada en su conducta que inspire en los presentes saltar a las trincheras. Más bien todo lo contrario. Como nunca tuvo predilección por ellas, ha cambiado la corbata, quizá en un intento de sentirse él mismo, y viste un jersey negro de cuello alto sobre el que descansa una americana gris. Las finas arrugas que se dibujan en la parte alta de sus pómulos al sonreír señalan hacia unos ojos pequeños y hundidos, también negros, pero llenos de vida, y un acento sevillano casi extinto delata su procedencia.

Juan Ramón López Caro se presenta como un hombre normal que disfruta de la oportunidad de su vida. No esconde su sorpresa por entrenar al Madrid, ni su confianza en que sólo ha podido llegar donde está por la "providencia del señor". Por no ocultar, tampoco oculta su fe: "Nunca he obligado a nadie a rezar en el vestuario. Las personas tienen la libertad de unirse o no. Lo único que pido es respeto, sólo eso. Los que tenemos fe parece que no somos pecadores, pero la realidad es que pedimos ayuda para cometer menos pecados". Habla con cariño de sus padres, que viven las hazañas de su vástago desde su Lebrija natal: "Están que no se lo creen. Mi padre ha sido maquinista de parcelar el campo toda la vida. Y nunca fue muy futbolero. Ahora es casi una obligación para él". Y nos presenta a sus hijos: "Para ellos esto es una gran novedad. Juan Ramón tiene 14 años, y siempre ha sido muy del Betis. Y Anita tiene 10. Fue conmigo a Melilla cuando sólo tenía un año. Desde entonces, siempre de acá para allá. Yo digo que es una ciudadana del mundo. ¿Saben? Yo le solía preguntar: 'hija, ¿tú de qué equipo eres?'. Y ella siempre me contestaba: '¡Yo, del Madrid B!".

El sentimiento futbolero de sus hijos ya no es un secreto. ¿Y López Caro? ¿Nació para entrenar al Madrid?: "Tengo que admitir que de chico era del Sevilla. Pero tiene su explicación. En el pueblo los medios eran escasos. Y había un niño al que un familiar siempre traía, por Navidad, una equipación del Sevilla y un balón blanco y rojo... De ahí me viene. Luego estuve en el Betis, así que también guardo mucha simpatía por esos colores. En realidad, busco con ansia la información de todos los equipos donde he estado. Lo principal es ser agradecido". Pero, ¿cuál fue la primera vez que pisó el Bernabéu? "Fue en un partido del Madrid ante el Betis, cuando yo entrenaba al Dos Hermanas. Era en 1995, el año de Valdano, de Amavisca, de Zamorano... Quedaron 3-1. Fui un mero espectador".

Una lesión de extrema gravedad le retiró del fútbol con sólo 25 años. ¿Puede venir de ahí su dureza ante los futbolistas?: "Mi gran frustración es no haber llegado a algo como jugador. Si examinamos mi pasado, no hay datos relevantes. No fui futbolista de primer nivel, pero el fútbol es mi vida". ¿Y de donde le viene la pasión por entrenar: "De siempre. El segundo año que estuve en el Betis me compré una agenda que luego, con el tiempo, hice firmar a todos mis compañeros al entrenador. En ella anotaba lo que hacíamos todos los días. Ya tenía esta inquietud desde bien chico".

Las cartas de presentación entre el técnico y los periodistas que tiene enfrente están completas. Así que es el momento de hablar de lo que importa, su nueva etapa en el Madrid. Alfredo Relaño se interesa por los motivos que le han llevado a tener como referente el esquema 4-2-3-1: "Por dos motivos. Primero, por el factor 'sin balón'. Es una buena manera de ajustar rápido los espacios en la transición defensiva. En segundo término, con el balón, da una mayor profundidad. A mí me gusta trabajar la defensa zonal, y este sistema da una respuesta interesante. Luego, en el plano individual, las competencias están muy marcadas. Es muy fácil ver el trabajo que cada jugador realiza en su parcela. En el mundo del fútbol se venden muchas mentiras. Es cierto que es un deporte colectivo, pero depende mucho del rendimiento individual. Normalmente, los fallos se comparten para la mayoría de los ojos, y muchas veces no es así". ¿Será siempre fiel a ese dibujo? "Yo me he adaptado siempre donde he estado. El Chelsea de ahora juega un 4-1-4-1 o un 4-3-3, como queramos llamarlo... Pues yo ya lo puse en práctica en el Mallorca B cuando estuve allí, donde dirigí a Luque y Tristán, una delicia de jugadores que en aquella época estaban, además, hipermotivados y con unas ganas tremendas de comerse el mundo".

A Pedro Pablo San Martín, al que López Caro sigue la pista ("Este sabe mucho de fútbol, que lo suelo leer yo"), le preocupa si tiene las fichas indicadas para disponer en el tablero su dibujo. No hay hombres de banda: "Yo creo que en esta plantilla hay soluciones suficientes como para aprovechar los recursos y obtener un resultado positivo. Hay muchos jugadores que pueden actuar en varias posiciones. Ante el Málaga, por ejemplo, Robinho nos dio un resultado excepcional. Y yo le he visto jugar por la izquierda durante un largo periodo cuando estaba en el Santos. Esa es otra posibilidad". A pesar de su discreción, Caro nos da la pista de en qué posición jugará el menudo brasileño en el futuro. Óscar Ribot quiere saber más. ¿Beckham jugará en la derecha? Pero el técnico vuelve a su estado natural: "Me gusta la discreción. Eso se trabajará durante la semana y se verá en el partido del domingo". Si fue fácil conocer los orígenes de Caro, pinceladas de su vida personal que nos ayudarán a entenderlo, se necesita de un sacacorchos para que comente la actualidad. ¿A su juicio, en qué puestos se debe reforzar el Madrid en diciembre? "Ya han oído todos lo de la provisionalidad de mi cargo. Por este motivo no puedo pensar en el futuro. Aunque, por supuesto, dejaré dicha a la directiva cuáles son a mi juicio las necesidades del equipo. En este club las parcelas están muy bien definidas. A mí me gusta el fútbol de banda y sacarle el máximo de profundidad a mi equipo en cada partido. Me gusta el rigor y huyo de la improvisación".

¿Y cómo lleva Caro el peso de la provisionalidad? "Espero que valoren el trabajo que vamos a hacer". Una voz se alza en la mesa para recordar que hasta el puesto de Rijkaard es provisional. El técnico continúa: "Tenemos muy claro que dependemos, en principio, de los dos siguientes partidos que tenemos. Luego, el día 21 o 22, ya se verá". Tomás Roncero, que siempre dispone de informaciones de primera mano, le hace ver que en la Junta Directiva en la que se decidió ponerlo al frente del barco se vio en él a un nuevo Rafa Benítez: "Yo le agradezco al club esa confianza si es verdad eso que usted está diciendo. Pero la provisionalidad está ahí. Y si me quitan, pues seguiré con la vida normal que he llevado hasta ahora. Ya me buscarán un sitio... Yo estoy ilusionado. Trato de hacer bien mi trabajo, y al final, el aspecto más importante es que los jugadores sean capaces de dar el máximo. Trabajaré en la medida en que me dejen. Y la verdad, tengo que reconocer que me he encontrado muy a gusto con los jugadores. Todo ha sido muy normal, una experiencia muy enriquecedora".

"No me temblará el pulso a la hora de sentar un galáctico"

¿Le temblará el pulso a Caro a la hora de sentar un galáctico? "El tiempo lo dirá. Los que piensen que me tiembla la mano se equivocan. Conmigo juegan los que están bien. Yo no tengo un once determinado. Los que me conocen pueden certificar que todos han pasado por el banquillo conmigo. Tienen que jugar los que estén bien. Es posible que haya que sentar a un galáctico. Pero no hay que hablarlo. Hay que hacerlo. Los mejores jugadores tienen que demostrarlo. Es importante que todo el mundo se sienta útil. Yo siempre muevo al equipo". El órdago está lanzado. Llega el momento de hablar de nombres propios. Sergio Ramos. ¿Central o medio? "Es un jugador polivalente con recursos suficientes para rendir en varias partes del campo, pero a mí me parece que está haciendo una gran labor en el centro del campo". ¿Le ha costado mucho trabajo meter en vereda a Ronaldo? "Sabemos los límites de cada persona en los entrenamientos. Mi relación con los brasileños siempre ha sido fenomenal, no de ahora, sino de hace mucho tiempo". ¿Le exigió más a Robinho en las sesiones? "Tiene muy buenas condiciones. Unos recursos excepcionales, y lo que quiero es que su adaptación sea lo más rápida posible. Pero yo me entrego con todos, no sólo con él". ¿Espera contar con Raúl? "Hay muchas posibilidades de que evite el quirófano. Yo veo los lotes que se pega en Valdebebas". ¿Zidane? "Es espectacular, pero también hay futbolistas que están creciendo y no sabemos el techo que pueden alcanzar". Y terminan los pases en corto.

Reluce el último tema estrella, el de la cantera. Relaño recuerda que fue revulsivo tras la época de Di Stéfano, (con el Madrid de los ye-yés), que surgió como un soplo de aire fresco con el Madrid de los García o con la Quinta del Buitre, cuyo Castilla llenaba el Bernabéu cuando el primer equipo no lo hacía. ¿No es el momento de utilizar la cantera? "En ella hay jugadores de una gran proyección que todavía no saben siquiera dónde está su techo. Siempre es un recurso, pero los que deben sacar esta situación adelante son los hombres del primer equipo. La responsabilidad es ahora demasiado elevada. Aun así, la temporada es larga y hay muchas competiciones". Raquel Fornieles se interesa por la situación de Soldado, que no juega ni con el primer equipo ni con el Castilla: "Entrará cuando haga realmente falta. De momento, volverá con el filial el fin de semana".

Llega la última. La función del psicólogo, Chema Buceta: "El está controlando todo el panorama. Me da su impresión de todo lo que ve, pero no tiene charlas individuales". López Caro se despide de la misma manera afable como se presentó. Ya no es un desconocido.