Al Valladolid sólo le faltó saber rematar al Tenerife

Tras sufrir mucho en la primera parte, el Valladolid no supo rematar en la segunda a un Tenerife que acabó pidiendo la hora ante la avalancha blanquivioleta. De nuevo se le escapó la victoria en casa.

Sorprendió de salida el equipo de Antonio López. Lo hizo primero con su alineación, y a los 16 minutos con un gol de cabeza de Maikel precedido de una falta regalada por Clos Gómez. Era el premio a la valentía tinerfeña ante un Valladolid que se encontró muy espeso en el tramo inicial del partido. En plena siesta local pudo llegar la puntilla. Toñito, en el 34, se quedó solo a dos metros de Bizzarri. Lo que era una ocasión más clara que un penalti terminó en las manos del portero del Valladolid ante la inoperancia del delantero del Tenerife. Ahí se vio ya que éste no iba ganar. Poco después se reafirmó esta teoría cuando Llorente remató de cabeza un buen servicio de Marcos. Era el empate y el cambio radical de la situación.

La segunda parte fue un monólogo vallisoletano. Antonio López debió pensar que el empate era de oro y empezó a jugar con fuego. Colocó un sistema de cinco defensas e invitó al Valladolid a atacar. Cada balón que rondaba el área era de peligro y Llorente estaba con ganas de más. Hubo un gol anulado al vasco, un penalti Aduriz que Clos Gómez no vio, un mano a mano de Losada, y muchos acercamientos más. El Valladolid lo hizo todo bien menos marcar el segundo gol. Aún así, su público salió satisfecho porque las sensaciones volvieron a ser buenas.