La Woody Hour

Champions League | Real Madrid 4 - Rosenborg 1

La Woody Hour

La Woody Hour

La raza de Raúl (gol 51 en Champions), los pases picassianos de Beckham (dos asistencias más) y el primer gol de Woodgate en portería ajena dibujaron un triunfo ante el Rosenborg justo... y necesario. Van seis de seis. Esto funciona...

Nacido libre.Corría el minuto 47. Pánico en el estadio. 0-1 ante estos inocentes vikingos. Los fantasmas familiares pululando en el Tendido del 7 del Bernabéu. La sombra de la eliminación en el cerebro de los más descreídos. Pero apareció él. Jonathan. El elegido. Lo tenía escrito en su vigorosa espalda: "Los momentos más oscuros de nuestras vidas no deben ni ser enterrados ni olvidados, más bien son un recuerdo que debe permanecer para servir de inspiración y recordarnos la fortaleza del espíritu humano y nuestra capacidad para soportar lo intolerable". Se inspiró en la filosofía de Vince Lombardi, uno de los entrenadores más legendarios del fútbol americano. Un tipo que se graba a fuego semejante argumentación existencial en esa parte del cuerpo que sólo imaginas y nunca ves (así te evitas sorpresas), sólo merece el premio con el que todos soñamos en vano. Se la puso Beckham (todo queda en casa) y Woodgate giró su cuello de cisne blanco para cambiar el rumbo de su tormentosa carrera. Gol (Goal en su idioma). Bernabéu feliz y comprometido con su paciente inglés. Woody siempre marca. Y a partir de ahora, en la dirección adecuada. Picó a Helguera, que se unió a la rebelión de los centrales. Es el nuevo Madrid. Con banquillo, con orgullo, con ganadores natos. Sin Ronie... cuatro al zurrón. ¿Tiene usted algo más que declarar, amigo?

Mi amigo Doc. El abrazo que el stopper de Middlesbrough le dio a Alfonso del Corral me conmovió. Mi amigo Doc, madridista hasta las cachas y más pasional que Poli Rincón en un atasco de tráfico, se fundió en un I Love you con ese galeno que en su día dejó claro lo dificultoso de la recuperación de este rebelde con causa dispuesto a devolverle al madridismo todo lo que su físico maltrecho le ha hurtado en los últimos 16 meses...

Parcial glorioso.Estaba consumiendo un refresco antes de la batalla con estos noruegos irreverentes cuando Dani, mi amigo de la Peña Espinosa de Navacerrada (mañana será la inauguración en el feudo histórico del Arcipreste de Hita) me sugiere: "Tomi, tras la goleada que le vamos a endosar a estos nórdicos haz la cuenta de los últimos seis partidos". Disciplinado soy. Manda el pueblo. Son seis victorias de seis partidos. Cuatro en Liga y dos en Champions. Son 19 goles a favor (espectacular promedio de 3,1 por en encuentro) y sólo 3 en contra (0,5 en el portal inmaculado de Ikerman Casillas). Si fuera un juicio sumarísimo, me comportaría como el abogado chuleta y con aparente futuro: "Señoría, no tengo nada más que preguntar al acusado...".

Raza charrúa.Donde dije Diogo, digo Diogo. No es un error en la transcripción del famoso refrán. En esta humilde tribuna siempre creímos en este jabalí de ojos avellanados y sangre uruguaya. Con la cabeza abierta, los pulmones henchidos y el honor libre de sospechas, este carrilero del River Plate dejó claro a Salgado y a Cicinho que tendrán que echarle a patadas (expresión del corajudo zaguero gallego, no mía) para apartarle de la titularidad. Tras un recorte bíblico antes del descanso, mis colegas de la Peña Los Amigos de Benidorm (mañana celebran su noveno aniversario) me alegraron la vida con su chascarrillo "Este chico es Diogo Maradona...".

Torero feliz.Tras el 3-1, con la rúbrica de Iván el Terrible, la televisión hizo grande a mi amigo Toñín, el Torero de Entrevías. Su última poesía resume el estado de ánimo del nuevo Madrid: "No hay nada más feliz que levantarte por la mañana sabiendo que por la tarde juega tu Madrí para enamorar a la Europa cañí". Ahí están. El Imperio contraataca. Imparables...