Si no le importa, vamos a ir al grano con la pregunta inevitable. ¿Cómo fue aquel penalti?

Yo era el segundo en lanzar. El primero lo marcó Señor y después acertaron los belgas. En el momento de tirar, aunque sabía la responsabilidad que tenía, supe abstraerme y pensar sólo en el lanzamiento, convencido de marcarlo. Nos habíamos propuesto que todos los tiros fueran a puerta y no dar opción a que el balón se marchara fuera o al palo. Pero Pfaff intuyó lo que yo iba a hacer y lo detuvo.

¿Qué pensó en aquel momento?

Pues que todavía les quedaban cuatro penaltis más por lanzar a los belgas y que el día anterior en otro partido se habían fallado tres. Pensé que todavía podríamos pasar.

¿A qué achaca usted el fallo?

A varios factores. Llevábamos varios partidos encima y se notaba el cansancio y la presión, algo que no afecta tanto al portero. Fue más culpa mía que acierto de Pfaff, porque contacté mal con el balón. Además, la hierba en los campos de México estaba muy alta. No salió con la fuerza y la colocación adecuadas.

¿Recuerda si Pfaff le hizo algún gesto intimidatorio?

No. Hizo sólo el paripé típico de los porteros. Tardó un poco en colocarse y esas cosas, pero nada significativo. No influyó para nada en el penalti. Aguantó bien y se tiró a su derecha y lo paró.

¿Pasó mucha angustia hasta el final de la tanda de penaltis?

Estaba convencido de que ellos iban a fallar algún penalti y que nosotros no lo haríamos otra vez.

¿Cuál fue la reacción de sus compañeros al consumarse la eliminación?

Fenomenal. Enseguida vinieron a darme ánimos. Alguno tuvo que fallar y fui yo. Los entrenadores, Muñoz, Miera y Suárez, y hasta el último miembro de la Selección me mostró su apoyo.

Fue un final triste a un buen Mundial para España...

Sí, porque a pesar de caer dejamos un buen sabor de boca. Sólo habíamos perdido con Brasil haciendo un gran partido con aquel famoso gol fantasma de Míchel. Luego vino la goleada a Dinamarca por la que España se hizo acreedora al papel de favorita. Pero nos encontramos con el muro belga.

¿Pasó usted mala noche?

La pasamos todos. Yo creo que nadie durmió bien, porque estábamos convencidos de llegar lejos en el Mundial.

¿Diría que fue el peor momento de su carrera?

Sí, fue el peor trago que pasé. Aunque con el Valencia viví otro muy malo con la derrota en una final de Copa del Rey.

¿Se ha perdonado a sí mismo?

Sí, ahora recuerdo con cariño ese momento, porque de una u otra forma pasó a la historia, y yo saqué cosas buenas de aquella experiencia. Con 21 años jugué tres partidos con España en un Mundial y marqué un gol.

¿Cómo era la selección belga de entonces, mejor o peor que la de ahora?

Mejor. Aquella vez entre nosotros y ellos no había tanta diferencia cómo ahora. Yo creo que esta vez España es muy superior.

¿Qué augura para hoy?

Que si España realiza su juego rápido y dinámico logrará crear ocasiones de gol para llevarse el partido.

Hay una peña sportinguista en Bruselas que lleva su nombre, ¿sabe si irán al partido?

Seguro que sí. Hay una colonia española entusiasta que apoyará a tope.