Liga de campeones | Olympique de Lyon 3 - Real Madrid 0
Martes y 13...
Ni magia ni músculo. Igualito que hace un año. Debacle europea en el estreno y entrenador en la picota. En el escenario en el que el Dinamo de Kiev vapuleó al Atleti en la final de la Recopa del 86 (3-0), el Madrid de Luxa recibió un bofetón que alimenta las dudas sobre un proyecto a la deriva
Paul Bocuse. Los amantes de la alta cocina se ponen de pie cuando escuchan su nombre. Este cultivado francés de 79 años tiene a cuatro kilómetros de Lyon su gran tesoro, un restaurante que luce una etiqueta similar a la que acompañaba al irrepetible Madrid de Bernabéu. "Es el mejor restaurante del mundo", aseveran los que saben de esto. El Alberge deu Pont de Collonges (El Albergue del Puente de Collonges) está sólo al alcance de aquellos a los que no les altera el gasto familiar pagar 190 euros por gozar con el menú degustación. Al menos, Florentino Pérez y la delegación madridista que cenó allí en la víspera del duelo con la directiva del Olympique de Lyon no tuvo que echar mano de la Visa Oro. Jean-Michel Aulas, presidente del campeón de Francia, invitó gustoso. Florentino, sin sospechar la indigestión que le esperaba 24 horas después, disfrutó con la imperial sopa de trufas negras y se puso henchido como un palomo buchón cuando Aulas (magnate de la industria informática) dijo en los postres: "Llevo 18 años de presidente del Olympique y siempre soñé con un cruce en la Champions con el Real Madrid, el auténtico mito del fútbol mundial". Que no cunda el pánico. Se refería a Di Stéfano, Gento, Puskas y compañía. Además, prefirió no confesar a FP que Gaspart acude a comer aquí un par de veces al mes. ¡Gafarrón!
¿Galácticos? Viene a cuento este preámbulo gastronómico porque la cena del Bocuse tenía truco. Confiados y con el estómago agradecido, a los inquilinos de la Galaxia (ahora llamada Estrella de la Muerte) les dio por exhibir de nuevo ese lado oscuro de la fuerza que les deja en evidencia ante esa Europa que antes conquistaban como Napoleón en sus años mozos. Me cuentan varios aficionados blancos desplazados hasta Lyon (¡eso es fe, sí señor!) que se encontraron a las diez de la mañana a Butragueño haciendo footing cruzando el puente del río Rhone (por cierto, Ronie, te eché mucho de menos). A mi querido Emilio le pediría que entre carrera y carrera meditase una solución urgente para ese empobrecimiento de imagen que este equipo está sufriendo para sonrojo de sus fieles. Y pensar que desde que se fue Vicente del Bosque nadie ha sido capaz de conjugar tanta figura sin que se rompa la armonía familiar
Ikerman. Se lo dije privadamente al presidente después de ver el gol de Kezman en el Vicente Calderón y se lo reitero ahora públicamente. Florentino debe renovar ya a Casillas. Lo que no era un problema lo es, y muy grave, en estos momentos. El chaval juega angustiado, como si cada partido fuese un examen para él. Y eso no es de recibo después de haber ganado dos Champions y dos Ligas antes de que le creciera la barba. Ayer se despistó en los dos primeros goles, pero luego paró su segundo penalti de la semana. Renovarle en tiempos de cumbres borrascosas supondría un gesto que invertiría la negatividad que ahora emborrona el rostro del club.
Cornada. Luxa va a tener una semana bastante complicada. Hace justo un año, el 15 de septiembre, el Bayer Leverkusen le dio este mismo baile al gigante con pies de barro y Camacho (que sentó a Ronaldo y Figo con el 3-0 en el marcador) dimitió cuatro días después. Fue justo después de jugar (y perder) en Montjüic con el Espanyol. ¿Saben dónde juega el domingo el coloso en llamas? En la montaña mágica. No confundir con el cuadrado mágico (ahora llamado círculo vicioso). Puede ser premonitorio. Ojalá que no. Pero la cornada del Lyon tiene varias trayectorias. Y Vanderlei ocupa de lleno la principal. Aún así, tranquilo míster. Y pudo ser peor. Al Werder Bremen aquí le cayeron siete. Y eso que ayer fue martes y 13...