Butragueño
"Robinho apunta más alto y más lejos que yo"
El 5 de febrero de 1984 quedará para la historia como el día en que Emilio Butragueño debutó a lo grande con la camiseta del Real Madrid.
De vuelta al Ramón de Carranza, al lugar de los hechos
Sí. Es inevitable que eche la vista atrás cada vez que venimos a Cádiz. ¿Cómo voy a olvidar el partido de mi debut con el Madrid? Aquí fue, hace ya 21 años
Justo los que tiene Robinho, ya es casualidad. ¿Será una señal del destino?
¡Hombre, yo no soy Robinho! Seamos sinceros. Yo tenía cualidades que supe explotar, pero Robinho apunta mucho más lejos y más alto que yo. No me puedo comparar. Él es mejor futbolista y su carrera aventura muy buenas noticias para nuestro club. Es un jugador diferente, y con eso está todo dicho.
Ya, pero de usted decían lo mismo.
Llegué en un momento en el que el Madrid venía de varios años de frustraciones y del final de una etapa para jugadores gloriosos como Juan (por Juanito), Charly (por Santillana), Ricardo (por Gallego) o Uli (por Stielike). Yo siempre tuve un hada madrina que me acompañó y una dosis de suerte que me empujó en los grandes momentos. De hecho, ese partido de Cádiz cambió mi vida. Metí dos goles y hasta hoy.
Imagine que Robinho reedita la historia de 1984, sale en la segunda parte y firma dos golitos. Sería la bomba.
No sé si Luxa lo sacara, pero si fuera así le deseo que tuviera un debut tan increíble como el mío. Sería excepcional que lo hiciera con dos goles. Ya pasó una vez
Pues hábleme de aquel Cádiz-Real Madrid del 84. Por favor.
Di Stéfano me dijo que ese fin de semana no jugaría con el Castilla porque debía viajar con el primer equipo a Cádiz. A mandar. Además, intuí que saldría en la segunda parte, y por eso le dije a mi padre que me acompañase. El hombre llevaba toda la vida soñando con mi debut con esta camiseta y no era cuestión de que se lo perdiera.
¿Y cómo fue?
El encuentro empezó a las cinco de la tarde. Había compartido la concentración con Pardeza y me dio ánimos porque también creía que me llegaría mi oportunidad. Al descanso perdíamos 2-0 y Cedrún estaba inmenso, parando todo.
Y Di Stéfano le llamó a filas.
Sí, me dijo: "Nene, a calentar". Nada más. Él era de pocas palabras, pero siempre iba directo y mirando a la cara. Calenté y me llamó a la banda para decirme que entraba al campo de inicio en lugar de Manolo (por Sanchís). Me colocó delante, junto a Juan y a Charly. Tres puntas en busca de la remontada.
Seguro que Santillana le miraba con recelo, me lo ha dicho un pajarito.
No, esa leyenda no es justa. Los veteranos nunca nos hicieron sentirnos unos novatos molestos. Sabían que podíamos ayudarles a sacar al club de su crisis deportiva y siempre nos apoyaron. Santillana fue un caballero conmigo. Y en ese partido me ayudó mucho.
Ya, pero los goles los metió usted. Cuente, cuente
El 2-1 lo marqué en el minuto 65. Un balón en la frontal del área, cedido precisamente por Charly, y desde veinte metros la pegué con fuerza y pegado al palo de Cedrún. Un gol impropio de mí.
¿Y después?
En el último minuto Ricardo empató y lo dábamos por bueno. Pero en el descuento hubo un barullo en el área del Cádiz, tiró Ángel, despejó Cedrún, tiró Juanito, y nuevo rechace de Andoni, y yo estaba ahí, en el área pequeña. Le di un toque, "poff", y entró suavemente. El 2-3 y la locura. Ese gol marcó mi vida.
¿Usted enloquecido? No me lo creo.
No, me refiero a Juanito, que me abrazó hasta dejarme sin aire. Luego el resto hizo una piña y me sentí como nunca, pero sin perder el control. Yo nunca quise dejarme llevar por las emociones. Di Stéfano me felicitó a su estilo: "Enhorabuena, chaval".
Recuérdeme lo del 'Estudio Estadio'.
Antes quiero rescatar una conversación telefónica con Julio César Iglesias, el inventor del apodo de La Quinta del Buitre, que estaba eufórico y quiso felicitarme por lo ocurrido. Después volvimos en avión y sin tiempo fuimos a Prado del Rey. Matías Prats presentaba el Estudio Estadio y mi padre y yo estábamos allí colorados y con un corte que no veas. Ahí empecé a entender la repercusión que tiene todo lo que haga el Madrid.