Primera | Real Madrid
Cinco años, siete títulos y dos cursos suspendidos
Florentino Pérez está de aniversario. Hoy se cumple un lustro desde que fue nombrado presidente por los socios del Real Madrid. Los fichajes de Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham, la desaparición de la deuda y la futura Ciudad de Valdebebas son sus avales pese a las dos temporadas en blanco...
Todo aconteció hace justo cinco años. El 16 de julio del año 2000 cambió el curso de la historia. Florentino Pérez ganó con suficiencia las Elecciones a la Presidencia del Real Madrid. A las dos de la madrugada llegó un primer recuento que garantizaba su victoria en las urnas. Con mucho más pelo que ahora, la camisa azul de siempre y ante 200 fieles presentes en la carpa electoral ubicada frente al Bernabéu (entre ellos Goyo Benito y Amancio), dejó su sello de tipo prudente que cuida sus apariciones públicas como si fuesen exámenes de imagen para que te dejen entrar en el Teatro Real: "Tranquilos, falta por escrutar el voto por correo y hasta mañana no podremos cantar victoria. Vámonos a dormir porque nos espera un día muy largo...".
El escrutinio final no hizo variar el rumbo de los sorprendentes acontecimientos. Florentino Pérez: 16.469 votos; Lorenzo Sanz: 13.302. Más de 3.000 votos de diferencia a pesar de que el ex presidente había ganado dos Champions y una Intercontinental en los tres últimos años de mandato. Moraleja: el socio apostaba por un nuevo estilo, alejado de la esclavitud impuesta por la cuenta de resultados.
Efecto Figo.
Dos elementos jugaron a favor de su triunfo en las urnas. El anuncio del fichaje de Figo ("pagaré las cuotas de los socios durante cinco años si no viene") y las sospechas que despertó la gestión económica de la directiva de Sanz alimentaron el voto que buscaba caras nuevas y otro perfil deportivo para el primer equipo.
Así surgió el modelo de Zidanes y Pavones, que llegó a su máxima expresión en el verano de 2001 cuando contrató al francés por 12.500 millones de pesetas, todavía el desembolso más grande efectuado jamás por un futbolista. Fórmula revolucionaria y sin precedentes, que en los tres primeros cursos de mandato le dio pingües beneficios. Cayeron seis títulos bajo la mano serena de Vicente del Bosque (dos Ligas, una Champions, una Intercontinental, una Supercopa de España y una de Europa).
Pero Florentino y su entorno no asimilaron tanto éxito con normalidad, justo la palabra más utilizada por el presidente en estos cinco años de mandato. Decidieron no renovarle el contrato al entrenador de la Novena, dieron el finiquito a Hierro (al que ahora van a recuperar) y se la jugaron con un técnico que era el segundo de Alex Ferguson en el Manchester tras recomendarlo Valdano y Figo. Llegó Beckham, un grandísimo fichaje y el más barato de los galácticos, pero la falta de un vestuario con profundidad y la mala administración que hizo Queiroz de los canteranos condujeron a un desplome final sin precedentes. Entre tanta amargura, el presidente mantenía su crédito gracias al arranque de la Ciudad Deportiva de Valdebebas (será la más grande y moderna de Europa), la ejemplar modernización del Bernabéu y el hecho de haber cuadruplicado los ingresos por márketing.
Y sí hubo quinto malo. Tres entrenadores, primer fichaje de invierno (Gravesen), Etoo al Barça y alirón azulgrana. Llega el sexto curso, dos charrúas de rompe y rasga y ese Robinho que es el Santo Grial. Sólo él puede cambiar la historia.