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Copa del Rey | Betis - Osasuna

¡Musho Dani!

Fue la final del corazón y de los nervios desatados. Pudo ganar el Betis (y ganó) y pudo hacerlo un corajudo Osasuna. Tres goles, dos tánganas y 55.000 ciudadanos dejándose el alma por sus equipos. Sólo sobró la bronca del final. La fiesta del Calderón será difícil de olvidar.

<b>HERMANADOS.</b> La afición estuvo bien en todo momento, de hecho algunos hasta congeniaron.

Descodificados. Antes de felicitar a media España (¿quién no se ha declarado bético alguna vez en su vida?) quiero rendir pleitesía a Tele Five (así evito la rima facilona). Tele 5 transmitió la final de Copa con la pasión propia del estudiante aplicado que supera la Selectividad con nota. Fuentes, Pascual, Irureta y Camacho fueron un póker de ases a la altura del acontecimiento. Un detalle que debe poner el turbo al resto de competidores. Si yo fuera televisión y no periodista, jamás dejaría escapar viva una final de Copa. Me mola. Siempre hay un ambiente festivo y bullanguero. Pasión sincera. Prime-time asegurado.

Black Power. En la grada, 30.000 curristas (y esa Duquesa de Alba impagable y eterna), béticos de corazón lúdico y sangre verdiblanca, como la de mi entrañable Espina. Pero enfrente había 20.000 osasunistas que parecían legión, con ese espíritu sanferminero que hace de los navarros un pueblo noble y directo. Espíritu que se engrandeció para Osasuna gracias al Black Power del Sadar. Valdo, Morales y Webó parecían Ronaldo, Ronaldinho y Robinho. Magia negra y orgullo pamplonés. Fórmula explosiva si le añades unas gotitas de la raza charrúa de Pablo García, un cazador de leones que sabe también manejar el compás y el cartabón. Eso sí, le sobró la patada alevosa a Joaquín. ¿Tanto pica fichar por el Madrid?

Dani galáctico. Muchos le veían como Morales. No me refiero al Chengue de dos metros, sino a aquel pequeño delantero de la cantera madridista que marcó dos goles sonados al Depor y al Atleti de Manolete. Pero Dani es mucho más. Es gallo de pelea, un Braveheart capaz de poner en pie a un estadio entero con su chispa y su pegada mágica. Sólo este rebelde de Heliópolis podía esterilizar el efecto letal del gol marcado por Cocodrilo Dundee, Aloisi, que hizo pensar a muchos en el milagro rojillo. Dani sintetiza como nadie la idiosincrasia del Betis, ¿verdad, Don Manué? Es como Nadal, Alonso o Pedrosa. Irreverente, talentoso... y ganador.

Buitre, atento. Mi espíritu aventurero me llevó ayer a Callosa de Segura, Alicante, capital de la Costa Blanca. Por eso resultaba idónea la presencia de Butragueño, El Buitre, el vicepresidente del Madrid, el equipo con más penas escritas en las finales de Copa desde 1993 (2-0 al Zaragoza, Mestalla). Habla Emilio: "Jugar una final de Copa es especial. Lástima no haber estado hoy en el Calderón". Para que se moje, le hablo de lo bien que lo está haciendo Pablo, el tanque uruguayo: "Emilio, está llevando la manija con temple". Respuesta salomónica pero esclarecedora: "Es un futbolista muy inteligente. No pierde la pelota y siempre sabe lo que hace...".

'Oliveiranaldo'. En Valencia se quemó anoche algún ninot en forma de director deportivo. El día que Jaime Ortí aceptó la sugerencia de echar a Rafa Benítez y de vender a Oliveira debe quedar enmarcado en la sala de los horrores de la necedad. Liverpool, campeón de la Champions. Oliveira, héroe de la Copa y ejecutor del Sevilla en aquel derby clave que encauzó el camino de la Copa de Europa para Gordillo and friends. Rafa, va por ti, peaso de crack.

Reproche. El fútbol es un deporte para listos, pero a veces lo ejecutan los más tontos. Los periodistas proclamamos el buen rollo y el saber estar en la pasarela y apostamos por erradicar el triste rollo ultra. Y en esas llegan los jugadores y se lían a empellones y actitudes más propias del matonismo de las películas del Oeste. Chicos, esto es como la vida. Si ganas, bien. Si pierdes, llora con orgullo. La afición os dio una lección a todos.