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Sobre árbitros, tarjetas e impugnaciones

Vaya por delante que estoy convencido de que el Barça lleva un saldo muy favorable esta Liga en errores arbitrales. En la página de al lado pueden ver el saldo favorable no sólo en penaltis (varios inventados, uno de ellos fuera del área) sino también en otros indicadores más sutiles. Los rivales del Barça ven muchas más tarjetas que los jugadores del Barça. Los rivales del Madrid, muchas menos que los jugadores del Madrid. En realidad, los rivales del Madrid están entre los menos tarjeteados del campeonato. Debe de ser que al Madrid no le dan patadas. En rojas el desequilibro también es evidente. Y hablamos de 33 jornadas, no de un día.

El Madrid piensa que han influido las elecciones a la Federación, en las que Florentino respaldó a Gerardo González mientras Laporta rompía filas en la Liga para respaldar a Villar. ¿Será por eso? Es posible. ¿Hay instrucciones? No son necesarias. Hay suficientes árbitros con ganas de agradar al que manda en sus carreras. De hecho, esos son los que llegan lejos. Basta con en caso de duda hacer esto y no aquello. Pitar este penalti aquí y no aquel allí. Ser rápido con las tarjetas contra un equipo y remolón con el otro. Así me mirará bien el que me hace internacional, el que me proporciona enchufillos, el que decide sobre mi hobby-profesión.

Esto dicho, pienso que el Madrid hace mal en recurrir las tarjetas del sábado a mansalva, como piensa hacer. Eso no lo debe hacer nadie, salvo en casos muy evidentes, porque no es más que enmarañar y trampear, poner en marcha la errática maquinaria de los comités, que cuanto menos se mueva mejor para todos, dicho sea de paso. La indignidad de la Federación de Villar, cuya condescendencia con el Barça ya hizo escándalo cuando aquella retirada de la Copa del Rey (indultada, como pretende hacer ahora con el cierre del Camp Nou) no debe descarrilar al Madrid, que siempre ha tenido un estilo, además de una sala de trofeos.