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Primera | Real Madrid - Villarreal

Esta noche, gran velada

El Madrid se juega el campeonato; el Villarreal, la Champions

Actualizado a
<b>CON EL TRIDENTE.</b>. Raúl, Owen y Ronaldo volverán a formar la línea de ataque del Madrid.
carlos martínez

El Villarreal nos descubrirá hoy si el sueño del Madrid tiene fundamento, así de crudo. De las cuatro victorias anteriores que encadenaron los madridistas, sólo la que consiguieron ante el Barça les elevó verdaderamente, pues las logradas frente a Málaga (1-0), Albacete (1-2) y Levante (0-2) podrían encuadrarse, siendo generosos, entre lo insípido y lo razonable, nada significativo, escasos milagros para iniciar la canonización. Esta noche, en cambio, no bastará con el ritmo anodino que derriba a los adversarios menores (con perdón), ni tampoco se podrá recurrir al éxtasis que provoca la presencia del eterno enemigo. Hoy llega el Villarreal y para ganar hay que jugar muy bien al fútbol, porque ellos lo hacen.

Así se presenta el partido, inmenso, con aire de gran velada: el viejo campeón contra el boxeador joven que viene precedido por el rumor de su estilo y sus victorias. El Villarreal es el equipo que lleva más tiempo sin perder en la Liga: desde el 27 de febrero (1-0 en Zaragoza). Tres victorias y tres empates desde entonces y cuarto puesto en el campeonato, con un partido menos. Caer en la UEFA fue un accidente. Alcanzar la Champions sería el mayor logro en la historia de un club que jamás ha vencido al Madrid (tres empates y ocho derrotas en Liga).

Luxemburgo repetirá la alineación que derrotó al Levante gracias a la inspiración de Casillas y Ronaldo. Borja, que comentó esta semana que a la plantilla no le gusta que se hable sólo de dos jugadores porque Ronaldo no marcaría goles si alguien no le diera los pases (no será él, imagino), volverá a ser titular y Figo continuará haciéndonos el vudú desde el banquillo. Gravesen prosigue el tratamiento de su esguince con infusiones de caléndula.

Por cierto, el entrenador sigue inquietándonos: ayer reveló que pretende que un par de futbolistas jueguen con pinganillos de silicona para así transmitirles mejor sus instrucciones. El asunto, al igual que colocar al segundo técnico en el tejado, se hereda del fútbol americano, un deporte plagado de interrupciones, ideal para comer nachos, y en el que se podría aprender búlgaro entre jugada y jugada. La idea de querer introducirse en el tímpano del asalariado es vieja, represiva y, además de anular la imaginación del protagonista, nos privaría de la bella estampa del entrenador desgañitándose sin que nadie le haga el más mínimo caso, gracias a Dios.

En el Villarreal prosperó el recurso presentado por la quinta tarjeta de Marcos Senna y el brasileño podrá jugar en el Bernabéu. Algunos lo comparan con Mauro Silva. La pareja que forma con Josico convierte el centro del campo en la playa de Omaha, día D, hora H. Si alguien sobrevive le espera Gonzalo, fabuloso central argentino. Y si se cuela una mosca, la atrapa Reina. Pera nada es equiparable a la trascendencia que tiene en el Villarreal de La Plata la sociedad que forman Riquelme y Forlán: 30 goles entre ambos (más que Mallorca, Albacete y Numancia); cinco del uruguayo a pase del argentino y uno del argentino a pase del uruguayo. Riquelme, con 12 goles y 13 asistencias, acumula estadísticas de Magic Johnson.

No está claro si será una final o un final, pero es seguro que al rascar saldrá oro. Pocas veces se puede decir eso.