Primera | Real Madrid - Barcelona
"Bernabéu me nombró héroe del madridismo"
Este ex empleado de banca se convirtió en el abanderado espontáneo del Real Madrid entre 1964 y los primeros años 80. Saltaba al campo con su bandera y hasta posaba junto al equipo. En algunos campos rivales tuvo que salir escoltado por la policía.
Fernando Lugris era apoderado del Banco Exterior de España en Madrid en 1964, pero ese mismo año fue trasladado a Sabadell. Allí, en cierto modo, cambió su vida, porque nació en él una pasión que todavía le acompaña: el Real Madrid.
"Yo era del Atleti, tengo que reconocerlo. Tenía amistad con Escudero y por eso me tiraba más lo colchonero, pero los fines de semana lo mismo iba al Metropolitano que al Bernabéu. El caso es que llegué a Sabadell y me hice acérrimo del Madrid. ¿Por qué? Sencillo. Me sublevó el odio irracional que le tenían al Madrid, y encima siempre lo involucraban con la política. Decidí enfrentarme a esa injusticia y, con motivo de un Barça-Madrid en el Camp Nou, el 29 de marzo de 1964, decidí hacerme una bandera gigante blanca y allá que me fui a animarles. Me ayudó un amigo y estaba bordada en oro. Una joya. Me dijeron de todo menos guapo. Pero cuanto más me insultaban más me crecía yo enarbolando al cielo del Camp Nou mi bandera".
"Luego me trasladaron a Logroño. Allí viví 11 años, pero todos los fines de semana me venía a Madrid para ir a los partidos del Bernabéu con mi bandera. Era el mejor momento de la semana para mí".
Lugris saltaba al centro del campo, bandera en ristre, junto a los capitanes y el trío arbitral como si fuese un jugador más. "Era otra época, amigo. Me acuerdo que Don Santiago me veía en las colas del Bernabéu para comprar una entrada y me invitaba. En el homenaje a Gento hice el saque de honor. Fue inolvidable".
Veinte años de abanderado dieron lugar a multitud de peripecias. "En la final de Copa de 1970, ante el Valencia, disfruté con el triunfo porque se jugó en Barcelona. Al recoger Gento la Copa besó mi bandera. Me emocioné, salté al campo y bailé una sardana con un banderín del Madrid colgado al cuello...".
Pero, seguramente, los recuerdos más emotivos de Fernando Lugris tienen que ver con su relación con Bernabéu. "Yo estuve con él varias veces en Santa Pola, y en la casa de la calle Jericó también. Recuerdo que en Santa Pola pescábamos juntos. Él decía, si sale besugo, ficho a éste y si sale lubina, a este otro. Entonces, según el pez que picaba, telefoneaba a Agustín Domínguez y le decía: 'Oye, fíchame a Amancio'. Un hombre de una gran bondad, Charlábamos horas y horas".
Lugris recuerda que Bernabéu tuvo abierta durante mucho tiempo la herida de Di Stéfano, su marcha del club. "Sí, porque Di Stéfano quería mandar más que Don Santiago. Ése era el problema. Quería estar por encima de Bernabéu. Alfredo no contó toda la verdad al asegurar que Don Santiago le echó la culpa de la derrota en la final de la Copa de Europa con el Inter. El presidente lo que dijo es que Di Stéfano sufría un declive futbolístico y físico terrible, y eso era cierto. Bernabéu se lo dijo claramente y Alfredo quería seguir siendo el número uno. No supo asumir su realidad. Le dijo que tenía libertad para quedarse en el club. No le echó como se ha contado... Además, Bernabéu unía matrimonios... Sí, sí, no se extrañe: una vez en Santa Pola sonó el teléfono y era la mujer de Santana, que le pedía si podía hacer algo para arreglar su situación".
Librarse de las iras de las aficiones contrarias se convirtió en un arte de la diplomacia para Lugris. "Yo tenía mucha mano izquierda. No era soberbio, ni provocaba. Animaba al Madrid, pero con humildad. En el Calderón me juntaba a un abanderado del Atleti para ganarme la simpatía de la gente y no correr peligro. Eso sí, muchas veces he salido escoltado. Me acuerdo una vez que desde San Sebastián a Tolosa fui escoltado por ocho policías. También recuerdo cómo en Pamplona me tiraron un ladrillo. Todavía guardo el recuerdo en mi boca... Ellos me insultaban y yo respondía con mi bandera al aire: '¡Hala Madrid, Hala Madrid!'. Sólo me quiero morir con esos dos gritos: "¡Hala Madrid! y ¡Viva España!".
Pero los tiempos han cambiado notablemente y Lugris lamenta que esto sea así. "Conozco a Florentino Pérez, posé con él en Glasgow, en la final de la Novena. Pero todo ha cambiado mucho... Ahora me siento un extraño. Se ha perdido la familiaridad. El club se ha hecho tan grande que los clásicos que hemos mamado el madridismo estamos apartados. En el Centenario nadie se acordó de mí, a pesar de haberme hecho un millón de kilómetros siguiendo al club. Bernabéu me dio una placa en la que me decían que era 'Héroe madridista'. El detalle del presidente me llegó al corazón. Yo estoy en la historia del club por la 'A' de 'Abanderado del Real Madrid".
"Tenemos futbolistas de enorme talento, pero no sienten el escudo. El día de Getafe me quedé muy triste cuando marcó Solari y nadie fue a recoger la pelota en busca del empate. Fue muy grave. Hay que renovar el equipo. Fíjese, hasta creo que ha llegado el momento de hacer caja con Raúl, porque el chaval se ve que ya no puede más y es absurdo verle sufrir. También vendería a Beckham y a Figo. Eso sí, me quedaba con Zidane, que es el que tiene más clase de todos, y con Ronaldo, el mejor delantero del mundo. La edad no perdona. Le pasó a Di Stéfano. Recuerdo que Pirri me contó que hubiera venido de Ceuta a Madrid por una carretera llena de clavos con tal de fichar por el Real y, además, firmar en blanco. Si eso nos lo dice Ronaldo no nos lo creemos".
En 1971, Bernabéu escribió una carta a Lugris en la que le decía: "... soy un gran admirador de usted. Lo que usted hace no lo ha hecho nadie y contrasta con la pasiva actitud de tanto madrileño que no hace más que criticar...".