Zahínos se negó a ser sustituido a pesar de la brecha

José Ignacio Zahínos fue otro de los que salió maltrecho en el partido contra el Águilas. El centrocampista recibió un codazo, pero no se retiró del campo: in situ, y con unas grapas, le realizaron una sutura temporal. Fue un detalle más de ese espíritu batallador que le ha permitido superar cuatro años casi en blanco por culpa de las lesiones.

Zahínos era un prometedor centrocampista del Atlético que, tras la marcha de Baraja al Valencia y el descenso a Segunda, subió al primer equipo en el verano de 2000. Desde entonces, sus idas y venidas al Atlético se entremezclan con una prole de lesiones. En 2000 se le cede al Universidad Las Palmas (en Segunda). En mayo de 2001 le operan de los isquiotibiales de sendas piernas. Ese verano regresa al Atlético. Le ceden al Jaén. En abril de 2002 pasa otra vez por el quirófano para operarse de lo mismo. La temporada 2001-02 en blanco la pasa en blanco. Regreso al Atleti: minutos en el filial. Otra vez los isquiotibiales. Vuelta al quirófano. En el verano de 2003 se le cede al Elche. En marzo, operación del tendón de aquiles. A mitad de temporada regresa a Madrid. Un año de recuperación. Mercado de invierno 2004: Ferrando le da el alta en la Liga. Pero la racha no terminaba ahí, sino en Murcia.

El miércoles a pesar del golpetazo, Zahínos se quedó en el campo: "Me daba rabia, pero tenía muchas ganas de seguir jugando y le pedí al médico que no me sustituyeran", subrayada ayer el jugador. "Mis compañeros me arroparon: en cada acción trataban de evitarme otro choque", continuó. Zahínos quiere dejar atrás ya el ojo izquierdo amoratado, los seis puntos de sutura, la continua mala suerte: "Mi objetivo es recuperarme para entrar en las convocatorias del equipo. Todo esto ha endurecido mi espíritu". Zahínos es consciente de que, tanto golpe, le ha hecho más fuerte: él es de aquellos que nunca tiran la toalla.