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Se acabó la fiesta

Cayó el Real Madrid en Turín y se acabó definitivamente la fiesta del fútbol español. Una juerga que ha durado mucho tiempo, casi los mismos años que tiene la Liga de Campeones. El Barcelona, campeón en Wembley en 1992, dio paso a la supremacía de la Liga, interrumpida sólo la siguiente temporada, cuando el propio Barça cayó en segunda ronda frente al CSKA de Moscú.

El 4 de noviembre de 1992, un gol de Korsakov en el Camp Nou dejaba al famoso Dream Team fuera de la fase de cuartos de final de la Liga de Campeones. Aquella edición, hasta ahora, fue la última en la que no se pronunció en el sorteo de la antepenúltima ronda de la competición más grande el nombre de un equipo español.

Desde 1994, han sido 11 años de fiesta, algunos de copa discreta al fondo del salón y otros, prácticamente la mitad, de exhibición pública y poderosa encima de un altavoz. Desde que el Barça alcanzara la final de Atenas en 1994 (cayó 4-0 frente al Milán) no ha habido rondas finales de la C-1 en la que no hubiera equipo español.

Por esa pista bailaron el Real Madrid, el Valencia, el Barcelona, el Deportivo y el Atlético. El primero ganó tres títulos (1998, 2000 y 2002), el segundo alcanzó dos finales (2000 y 2001), catalanes y gallegos se quedaron en semifinales (2000 y 2002 los primeros y 2004 los segundos) y los rojiblancos se pararon en cuartos frente al Ajax en 1997. Pero todos hicieron del fútbol español la envidia del planeta. Ahora, fuera de los cuartos de final y con las luces ya apagadas, llega el momento de la reflexión y de poner las medidas adecuadas para que la resaca no sea muy pesada.