El Athletic se comió la flor

Primera | Real Madrid 0 - Athletic 2

El Athletic se comió la flor

El Athletic se comió la flor

Luxa no sacó a los galácticos hasta el minuto 67. Rotación fallida. Del Horno e Iraola condenaron al Madrid. La Quinta de Yeste se consagró

Por un lado, felicidad bilbaína: si a este Athletic se le permite crecer, a salvo de los generosos compradores que surgirán, se convertirá en uno de los tres mejores equipos de España. Por otro lado, debate. Son muchos los que consideran que el partido lo perdió Luxemburgo al dejar en el banquillo a la galaxia al completo. Otros, muy pocos, opinamos que el entrenador no erró en esa decisión, pues si un encuentro invitaba a la tan ansiada rotación era el de ayer, con la Juve a la vuelta de la esquina. Y disiento de los que creen que el técnico "tiró el partido", ya que no alineó el brasileño a ningún jugador de relleno, sino a Owen, Guti y Solari, los tres aclamados, de forma mayoritaria, como titulares virtuales.

Ahora bien. Justificada la alineación, hubo errores tácticos. Fue una equivocación situar a Guti como segundo punta, después de que haya costado Dios y ayuda reconducirle como un director de juego modélico y responsable, con éxito evidente, por cierto. Ni Guti tiene ahora la cabeza en la delantera, ni Gravesen cuenta con las cualidades técnicas suficientes para liderar al Madrid en el centro del campo. El danés es un pulmón (incluso dos), pero no un cerebro (ni siquiera medio).

Pero hay más. Puestos a equilibrar al equipo con la irreprochable excusa del descanso o el castigo (según) hubiera sido más razonable acompañar a Owen de un delantero centro (Portillo o lo que fuere), pues el inglés no es un nueve, sino su amigo, el eficaz escudero, no fichó el Madrid a Batman, sino a Robin. No es totalmente inocente Luxemburgo, pues, pero tanto su juicio, como el del Barça, habría que hacerlos después de la jornada de Champions, incluso algunos partidos después.

En cualquier caso, resulta difícil creer que el Madrid se hubiera impuesto al Athletic de ayer con la galaxia sobre el campo. Con esas estrellas el Madrid perdió otros partidos y ganó algunos que no mereció, basta remontarse a El Sadar. Entonces, hubo unanimidad en criticar el estado de forma de Raúl y Zidane y se juzgó con severidad la actitud disipada de Ronaldo.

Pero la suerte es un factor imprevisible y caprichoso que tiende a una compensación final, no sé divina o estadística. El problema es que esa fortuna que equilibra no siempre la disfruta el afectado y en ocasiones se retrasa hasta sus herederos, los ejemplos de millonarios ineptos son infinitos, igual que el de nietos arruinados. El Madrid de la flor vivió ayer ese factor de corrección. El Barcelona aún está pendiente de pasar por caja.

Y no parecía el día en que la suerte abandonaría al Madrid. Un fabuloso chutazo de Tiko golpeó en el larguero y botó un palmo dentro de la portería sin que lo vieran ni el árbitro ni sus asistentes. Tampoco lo reclamaron con excesiva convicción los jugadores del Athletic, ya que el tirazo era muy lejano y sorprendió a todos, incluido Casillas.

Esa jugada, ocurrida en el minuto 17, era casi el epílogo al dominio del Madrid, que había desplegado un fútbol muy interesante, rápido y coherente, abierto, con un punto de ansia, como si fuera el último encuentro de una Liga que tuviera el título por decidir.

Desde ese instante, el Athletic se liberó del complejo inicial que abate a tantos equipos, algunos buenos, cuando pisan el Bernabéu. La defensa se adelantó ligeramente y el centro del campo comenzó a tocar la pelota, con timidez al principio y con desparpajo progresivo, los partidos se igualan cuando el futbolista se siente a la altura de su famoso oponente, pero cambian por completo cuando esos mismos jugadores se descubren superiores.

Seguramente, ninguno se sintió tan sobrado como Yeste, al que se podría aplicar aquel chiste que dice que el ego es ese pequeño bilbaíno que todos llevamos dentro. El chico (25 años) tiene ese aire desmayado de los genios, de esos privilegiados que pueden pensar en chicas o en motos mientras hacen caños, recortes y taconazos.

Pero Yeste no fue el único rojiblanco que se exhibió en el Bernabéu. También lo hizo Del Horno, extraño caso de futbolista del que reniegan sus propios aficionados (que si no sabe defender, que si vosotros no le veis todo el año...), pero que puede montar una sastrería con todos los trajes que le confecciona al Real Madrid. Es lógico que el club blanco se plantee su fichaje aunque sólo sea para detener la sangría. Del Horno adelantó a su equipo con un cabezazo imponente, casi todos lo son en el área del Madrid.

El tercer héroe del Athletic fue Iraola, el autor del segundo tanto, el que sepultaba a los locales. Se trata de un muchacho de una elegancia extraordinaria, de estudiante de Oxford (algo así como el tenista Henman), un interior exquisito, formidable. Tampoco estuvo mal, ojo, el pase de Ezquerro, otro sibarita.

Ya estaban los tres tenores en el campo cuando llegó esa sentencia. Ronie había rozado el palo tras un buen control y Zidane estaba enchufadísimo, acelerado, un poco furioso; Aranzubía le sacó un remate a bocajarro. Raúl casi no estaba.

El Barça, a siete puntos, cierto, pero no debería deprimir eso mucho al Madrid, que jugará los próximos días mezclado con el Chelsea. El Athletic sólo necesitaba una fecha para fijar el comienzo de una nueva época. Fue ayer.