De Wanderley a Vanderlei

Primera | Real Madrid

De Wanderley a Vanderlei

De Wanderley a Vanderlei

Una gran oferta llevó a Luxemburgo del Palmeiras al Santos en el 97. Fracasó y lo fichó el Corinthians, con el que ganó el título. Fuera del campo, fue acusado por su ex secretaria de evasión de impuestos. Ante una comisión del Gobierno confesó que había falsificado su nombre y su edad para jugar en la Sub-23.

El portero Zetti y el central Ronaldao fueron junto a Vanderlei Luxemburgo las novedades del Santos de 1997. Una formidable oferta de 100.000 dólares al mes convenció al técnico para dejar el Palmeiras con la sonrisa del triunfo y llegar a un Santos que empezaba de cero.

Cuatro campeonatos paulistas le avalaban pero las cosas no funcionaron desde el principio. Luxemburgo suele jugar con dos centrocampistas ofensivos (por ejemplo, Djalminha-Rivaldo en el Palmeiras) y el Santos no tenía mucho en esa posición. Con el hoy bético Assunçao en el mediocentro podía poner a Wagner y Robert detrás de los puntas Alessandro y Macedo, pero no le convencía. Nunca tuvo los jugadores precisos y su primera etapa en el Santos no cuajó. Luego volvería para quitarse la espina, pero 1997 pasó para él con más pena que gloria. Sólo alguna alegría, como el triunfo ante el River Plate de Francescoli en una Supercopa en la que al final River se proclamaría campeón o el título en la tradicional Copa Río-Sao Paulo.

Pudo contar en los últimos meses con una delantera Caio-Muller superior a la de su llegada pero no sirvió demasiado, y terminó tercero el torneo paulista, a dos puntos del campeón Corinthians y derrotado en el cuadrangular final por 4-3 precisamente por el vencedor. Luxemburgo no había perdido prestigio, y por eso el Corinthians le dio el timón de un equipo que había hecho casi el ridículo en el torneo brasileño. El titulo paulista ya se había olvidado y el Corinthians deambulaba tras haberse gastado 25 millones de reales en formar un equipo entero meses antes. Sin fichajes, sin el delantero Donizete, traspasado al Vasco, ni el central Antonio Carlos, con la Roma como destino, Celio Silva, Souza y Edilson eran las estrellas. Luxemburgo también pretendía quitarse de encima el ya conocido como "síndrome gaucho" por haber sido eliminado en los últimos años por un equipo del sur en la Copa de Brasil. "En torneos 'mata-mata' (así se conoce en Brasil al estilo copero), la fuerza siempre domina sobre la técnica", se defendía entonces. En el Corinthians dio resultado nada más llegar. Cuidadoso de todos los detalles, en plena construcción del nuevo centro de entrenamiento del club obligó a cambiar el suelo de la sala de musculación en el gimnasio. En el campo todo funcionó con Vampeta en el mediocentro, el ex madridista Freddy Rincón y Marcelinho Carioca como estrellas. Había sacado al Corinthians del pozo y lo llevó a la final paulista, en la que perdió ante el gran Sao Paulo de Raí, Denilson y França. Justo en aquel verano y tras la derrota de Brasil en la final del Mundial ante Francia, la Confederación Brasileña pensó en él como sucesor de Zagallo.

De su etapa al frente de la selección y sus peleas con Romario tratará el próximo capítulo, pero antes un par de detalles. Durante los últimos meses de 1998 compaginó la selección con el Corinthians, por orden del patrocinador Banca Excel, que pagaba el 50% de su sueldo. El otro detalle, las declaraciones de algunos periodistas cuando llegó a la selección. Marçal Juste Neto, de Footbrasil, dijo: "Me preocupa el narcisismo de Luxemburgo. Se cree infinitamente superior al resto de los entrenadores brasileños y se considera un revolucionario. Pero como seleccionador me recuerda a Parreira, se obstina en algunos jugadores y nada le hace cambiar de idea".

Aquella corriente anti Luxemburgo también existía. Hasta final de año condujo al Corinthians al título, culminado en una inolvidable final ante el Cruzeiro con un gol de Edilson. Luxemburgo ganó su tercer título nacional. Se centró en la selección y no tardaron en aparecer asuntos turbios.

Su antigua secretaria, Renata Alves, sacó a la luz una presunta relación amorosa, aseguró haber estado embarazada de él y que interrumpió el embarazo por cuenta propia. Luxemburgo fue sometido al escarnio público, la cadena de televisión Globo emitió una entrevista en exclusiva con Renata, quien le acusó, además, de evasión de impuestos y cobros en los traspasos de jugadores. Luxemburgo no tuvo más remedio que acudir a una comisión del Gobierno y confesó haberse cambiado el nombre para falsificar las fichas que le permitieron jugar en la selección Sub-23. Con el de Wanderley sacó documentos falsos para alterar su edad, algo habitual entre los jugadores jóvenes en los años 70. Reconoció que su nombre real es Vanderlei y responsabilizó a su padre de todo. Aquello no pasó de ser un incidente menor y lo resolvió con una multa, pero encendió las dudas sobre el resto de acusaciones. Por eso, cuando fue cesado de la selección tras los juegos de Sidney y regresó al Corinthians pudo respirar más tranquilo. Aún tendría mucho que decir en el Cruzeiro y el Santos.