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La película se quedó de repente sin malo

Fue una primera mitad apasionante, aunque execrable en un aspecto: el de la dureza de los ingleses. La fórmula Xabi-Xavi para llevar el mando del juego resultó a las mil maravillas, y Joaquín esta inspirado. Fue el mejor fútbol desde que está Luis al frente de la Selección, hasta el punto de que merece apostar por ésta como fórmula definitiva. A la izquierda, Reyes se enfrentaba valiente a las patadas de Neville y arriba Raúl y Torres se movían y ofrecían salidas. Suficiente para borrar a una Inglaterra sin juego, metida atrás, y que buscaba los balones largos a Owen y Rooney, en busca de los claros a la espalda de la defensa española.

Pero el partido se descarriló por la dureza y el mal tono de los ingleses y sobre todo por Rooney, que, lejos de ser el jugador brillante de la Eurocopa, fue un borde intratable, follonero y mete patas. Quizá fuera que le enfadaron los olés, o quizá es que retumbaban en sus oídos las acusaciones de Luis contra el colonialismo inglés. O es que le hace falta poco para ser así. El es que atrapó toda la atención para sí mismo y ofreció un muestrario de la peor cara del fútbol. Hasta que Eriksson, juicioso, le sustituyó. Pero tanto había acaparado el espectáculo que al marcharse pareció quedar un vacío. El partido estaba echado a perder.

Los cambios tampoco lo levantaron. Hubo el interés de ver de nuevo a Guti, vestido de rojo, de los debuts de Angulo y de Pablo, de la presencia de Wright-Phillips, el último objetivo del Atlético, pero la cosa quedó en poco. El partido se quedó en la primera parte, pero ahí quedaron argumentos para la esperanza. Xabi Alonso y Xavi Hernández (el nivel de éste es colosal) son lo suficiente para armar un gran equipo. Joaquín le coge el aire a este equipo. Aún tiene que volver Reyes. Subsisten algunas dudas sobre la fórmula de ataque, pero esto ya va teniendo buena pinta. Además, estos hooligans no nos lesionaron a nadie. Unas cosas con otras, el balance es bueno.