Primera | Real Madrid 2 - Getafe 0
Rulomenaje y victoria
Seguro que todos imaginábamos un homenaje con más sonrisas, más lágrimas y más piel erizada. Pero Raúl, fiel a su manera de ser, optó por una versión más pragmática que no desviase la atención de su equipo. No acompañó el fútbol. Pero sí el resultado. 2-0, ya son terceros y ahora, ¡a la conquista de Kiev!
Homenaje sin gloria. Ya me lo dijo un día mi querida madre: Hijo, sigue siempre una línea en la vida. No des nunca bandazos. Si lo haces, no tendrás credibilidad. Pues imagino que mi mamá y la de Raúl, aparte de haber criado a sus niños en la cálida y ejemplar austeridad del sur de Madrid (entre Carabanchel y la Colonia Marconi no hay demasiada distancia), deben coincidir en su filosofía existencial. Porque Raúl vivió un homenaje más frío que el hielo de los anuncios de Cinzano, acorde con lo que él quería. Nada de primeros planos, de coreografía lacrimógena, de detalles para las portadas de los periódicos. Raúl recibió antes del castigo con ese Getafe galáctico (si Quique Flores fichase a Ronaldo, estos getas ganarían la Liga) una camiseta coqueta que recuerda sus 500 partidos de blanco (ya van 502...) y un brazalete precioso que rememoraba sus Diez años y un sueño. Pero el sueño casi se convierte en pesadilla. No fue una noche mágica. Rulo recuperó la sonrisa cuando Florentino le regaló tras el bodrio un reloj personalizado im-presionante. Pero nada le ayudó al 7, para qué engañarnos. 1) Raúl no marcó como deseaba. 2) García Remón lo suplió a diez minutos del final para que recibiese el calor de la grada, pero se encontró con un cabreo mayúsculo del protagonista de la semana, que enfiló los vestuarios sin sonrisas ni lágrimas. Un homenaje sin homenajeado resultaba desconcertante. ¿No? 3) Faltó a la fiesta su amigo Figo, y sin el portu el Madrid se queda sin alma y sin un líder que tire de la tropa. Fue un Madrid de 3,5 Balones de Oro. El 0,5 es el que Raúl se ha ganado en el corazón de los aficionados. 4) Su equipo acabó pitado por su abúlico fútbol y por su desidia emocional. Merecido.
Lo bueno. Pero la vida te ofrece revanchas a cada minuto que pasa. Por eso conviene recalcar que el Día R de Raúl también tuvo lecturas para el deleite y el disfrute. 1) Sólo los grandes tienen el privilegio de recibir homenajes en días con 25 horas. El reloj se sumó a los fastos y Raúl puede decirle a sus dos pequeños que fue el día más largo del año. Faltaría más... 2) El Madrid de la megacrisis, del sopor, del que no juega ni a la taba, ya está tercero en la tabla. Mira desde el ático de la clasificación a equipos que hasta hace poco se burlaban de la dimisión de Camacho y se cebaban con la ausencia de un mediocentro destructor. Pues Valencia, Atlético y Depor ya chupan rueda por detrás, y el Barça se ha quedado a sólo siete puntos (Florentino ha apostado que tras el esperado derby del 20-N la caza se habrá consumado). 3) A San Iker le meten menos goles que a la impermeable Real Sociedad de Ormaechea (campeón de Liga en 1981 y 1982). 4) Ronie, que ya huele a marcha nupcial, marcó su primer gol liguero en el Bernabéu desde el 28 de marzo. Raúl se lo fabricó. Amigos para siempre. Y Owen, a su bola. Golito bueno. Cuatro seguidos. Very good, Golden Boy. 4) El Getafe fue un rival grande en un día tan especial. De hecho, casi arruina el sueño del eslogan del décimo aniversario del gran capitán. Riki demostró que en Aranjuez hay más pavones fiables aparte de mi admirado Portillo, mientras que Craioveanu y Pachón erraron los goles más fáciles de sus carreras. 3.000 getafenses regresaron al sur orgullosos de sus raíces y de su equipo de fútbol. Entre ellos Alfredo Duro, ese plumilla-director deportivo-amigo que siempre soñó con acabar en el Palco del Bernabéu. Pero nunca en la otra orilla...
Jordan & Cruise. Raúl debería venirse arriba. En los palcos VIP vimos a Tom Cruise junto a David Beckham y su Vicky (Mrs. Adams) disfrutando del fútbol del Geta y de los goles de los Balones de Oro. Tom ya estuvo por aquí en cierta ocasión con la reina de las reinas, Nicole Kidman, pero a Raúl le vale en un día tan especial para él. Raúl siempre fue una especie de Top Gun, volando alto y sin complejos, desafiando los guiones previsibles y las milongadas. Y, para rizar el rizo, casi llega a la fiesta Michael Air Jordan. El dios negro. Mucho más que un jugador de baloncesto. Pero MJ prefirió sus puros kilométricos, el olor a rueda quemada de Cheste y el sol de la Malvarrosa. El Madrid lo invitó. Iba a ser la gran sorpresa para Raúl. Pero Jordan dijo no. Él se lo pierde. Ni todos los anillos juntos de la NBA compensan la visión del Bernabéu. Única, celestial, sólo apta para los elegidos. Cruise lo vivió junto a Becks después de visitar el vestuario de las Galaxias. Tom, David y el Madrid cantaron: ¡Victoria! A por ellos...