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Primera | Real Madrid

Di Stéfano y los nuevos Caballeros de la Angustia

A principios de los 40, Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau lideraron el River de La Máquina, apodados los Caballeros de la Angustia por su buen juego y su poca eficacia. Di Stéfano emparentó a aquel River con el actual Madrid por su gusto por el fútbol de toque y por tener que pedir permiso al contrario para rematar a portería.

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<b>LOS NUEVOS CABALLEROS. </b>El Real Madrid ha vuelto a disfrutar con el fútbol de toque pero le falta definición en los partidos.

Juego poético sin eficacia anotadora. Con esta frase se define el actual Madrid de los cuatro Balones de Oro, un equipo que recuerda al mítico River de Los Caballeros de la Angustia, jugadores geniales, admirados, aplaudidos, inmortalizados, creadores del fútbol champagne, y quienes, a pesar de generar incontables ocasiones de gol en cada encuentro, ganaban la mayor parte de ellos por 1-0 o por sólo un tanto de diferencia.

Lo recordó Alfredo Di Stéfano el pasado lunes en el Foro Luis de Carlos: Era el mejor River, el del 46, y se me parece a este Madrid por su gusto por el fútbol de toque y porque, al igual que aquellos, para rematar tienen que pedir permiso al contrario.

Este Madrid, como aquel mítico River de los Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau, quinteto ofensivo sin parangón apodado con el sobrenombre de La Máquina que ganó los campeonatos del 41, 42 y 45 y al que luego se incorporó el mismo Di Stéfano, está abocado a hacer sufrir, paradójicamente y de igual manera, al equipo contrario y a su afición.

Técnica sin físico.

Sufre el rival, impotente por el acoso al que se le somete desde el inicio con un juego de precisión geométrica. Sufre también, de una manera más moderada, la afición, que disfruta con el buen fútbol pero que se desespera ante la ausencia de remate. En el caso del Madrid, el sufrimiento de la hinchada se incrementa por el cansancio de sus jugadores, notables técnicamente pero no en lo físico, lo que lleva a una disminución del nivel de juego conforme avanzan los minutos. Pedernera llegó a afirmar: Para mantener la serenidad un equipo debe tener un buen basamento. La Máquina fue lo que fue porque detrás de esos grandes delanteros había jugadores de gran jerarquía en el medio y en la defensa.

En 1980, Labruna explicó la filosofía de aquel River: Nos llamaban Los Caballeros de la Angustia porque ganábamos y empatábamos en los minutos finales, pero, en realidad, nos sentíamos invencibles y nos tomábamos todo el tiempo del mundo para divertirnos. Sabíamos que al final la victoria se iba a decantar de nuestro lado.

La Saeta formó parte de aquel River que alcanzó la perfección

Alfredo Di Stéfano se incorporó al River de La Máquina, el de Los Caballeros de la Angustia, en 1945. Sólo jugó un partido con ellos, el de su debut ante Huracán. Poco antes ya había tenido la oportunidad de debutar, pero el fallecimiento de Roosevelt el 12 de abril del 45 obligó a anular la jornada dejándolo con las ganas. Ante Huracán jugó de extremo derecho en sustitución del lesionado Muñoz. La alineación fue: Soriano; Vaghi, Eduardo Rodríguez; Yácono, Rossi, Ramos; Di Stéfano, Gallo, Pedernera, Labruna y Loustau. Moreno estaba jugando, temporalmente, en México. Luego Muñoz se recuperó de su lesión y Di Stéfano fue cedido a Huracán. Vuelve a River en el 47, cuando Pedernera se va. La delantera de su equipo (Reyes, Moreno, Di Stéfano, Labruna y Loustau) marca 90 goles en 30 partidos, y La Saeta consiguió 27 jugándolo todo.