Owen llevará el brazalete de capitán ante Azerbaiyán

Estaba claro: Michael Owen es la perfecta encarnación del manido fútbol es un estado de ánimo. Si se le da un poco de confianza, su lenguaje corporal y su juego cambian, gana enteros. Marcó un medio gol ante Gales (se lo están disputando todavía Lampard y él, aunque el árbitro y el delegado de la FIFA se lo dieron al del Chelsea) y se convertirá en Bakú, ante Azerbaiyán, en el capitán de la selección. Ahora, Owen aguarda el partido con la cabeza alta y regalando sonrisas.

Tendrían que haberle visto a su llegada a la convocatoria de la selección: los hombros caídos, justificándose en rueda de prensa por su difícil inicio en el Madrid y por llevar siete partidos sin marcar. Prometió luchar hasta la muerte para acabar con su mala suerte y ante Gales, al margen del tanto, demostró que recordaba cómo se mueve el delantero que años atrás recibió el Balón de Oro. Eriksson decidió poner a tres atacantes el sábado porque no se fiaba del estado de forma del jugador del Madrid: ahora ya puede hacer lo que le dé la gana porque sabe que puede contar con él. He sido capitán antes, pero será un enorme privilegio si lidero al equipo y espero que así sea, dijo Owen cuando se le preguntó sobre el valor de recibir el testigo de la capitanía tras la lesión de Beckham. Siempre es un gran honor y, si me toca serlo, me dará con toda seguridad una motivación extra.

Respecto a su juego, Owen confirmó que lo suyo es sólo cuestion de confianza: Sólo quería sentirme más seguro y jugar bien. Estuvo bien realizar un buen encuentro y sólo empezaré a preocuparme por el Madrid cuando vuelva a España. Pero me va a ayudar muchísimo esta victoria y ojalá otra más ante Azerbaiyán. Espero que todo esto suponga el inicio de una buena racha.