Hugo Sánchez
"Cuando vine, El Buitre me preguntó cuánto ganaba"
Apareció sonriente y estilizado, como si los años no hubiesen pasado por él y hoy fuese a vestirse de corto junto a Zidane, Figo y Ronaldo. Es Hugo Sánchez, que mañana dirigirá desde el banquillo al Pumas en el Trofeo Bernabéu. Confesó a AS que algún día espera quedarse aquí para siempre...
Le veo mirando las gradas del que fue su templo futbolístico y se le nota emocionado. Hugo, ¿a qué huele el Bernabéu?
El Bernabéu tiene una energía muy especial. Te metes en los vestidores (vestuarios), bajas la escalera y por fin pisas el césped. Todo huele a algo diferente. A fútbol, a historia. Se me acumulan momentos maravillosos, goles, la afición coreando mi nombre el día de mi homenaje, tensión, nerviosismo, cientos de victorias...
Regresa usted a Madrid al frente de los Pumas, que le han marcado por completo su carrera.
Sí, allí me inicié al fútbol de los 11 a los 14 años. Después entré en la selección olímpica de México, algo que me hacía ilusión extrema porque mi hermano Horacio, que era portero, ya había estado con el equipo olímpico de mi país en Múnich 72. También mi hermana Herlinda fue olímpica, y fue la que me enseñó a hacer la voltereta porque ella era gimnasta. Los seis hermanos tenemos los nombres por H. Hugo, Horacio, Herlinda, Héctor, Hilda y Haideé. Todos deportistas.
Curioso, en este estadio se despidió usted del Atlético de Madrid marcando dos goles al Athletic en la final de Copa que le dio el título a los del Manzanares. Pero usted ya pensaba en blanco...
Estoy muy agradecido al Atlético porque fueron los que me abrieron las puertas de Europa. Pero el destino quiso que mi adiós al Atleti fuese en el Bernabéu. Mi marcha era inevitable. Tenía muy adelantada mis negociaciones con el Madrid y por eso quise despedirme a lo grande. De hecho me llevé al Pumas a ver el sábado el Atleti-Málaga.
Sí, mucho Atleti pero escogió el Madrid.
Y eso que me llovían las ofertas. Del Barça, de Italia, alguna inglesa. Pero siempre tuve claro que quería defender esta camiseta. Es curioso, en mi segunda temporada en el Atleti hubo una posibilidad de haberme ido al Barcelona si Vicente Calderón hubiera dicho que sí a Núñez. Pero estaba marcado por el color blanco y agradezco a Dios haber elegido el camino de Bernabéu y no el del Camp Nou.
Vuelvo al Pumas. Otra vez aparece en su vida en 1985 para hacerle de puente para ir al Madrid.
Sí, Vicente Calderón no se lo podía vender directamente al Madrid porque hubiese sido un escándalo para la hinchada rojiblanca. No hubiera estado bien visto y evitó un trauma social. Entonces el vicepresidente del Pumas habló con Ramón Mendoza y pactaron esa operación a tres bandas. Fui jugador del Pumas por unas horas y por fin llegué aquí. Al estadio en el que iba a disfrutar de los mejores años de mi vida.
Y tanto...
Sí, gané cinco Ligas seguidas y una Copa de la UEFA. Y a nivel individual varios Pichichis, igualé el récord de Zarra, una Bota de Oro... Una gozada. Por eso la gente del Atleti entendió mi ansiedad y mi ambición por ganar títulos. Allí lo tenía mucho más difícil.
¿Ramón Mendoza era tan personaje como aparentaba?
A mí me entusiasmó mucho que yo fuera su bandera electoral. Mendoza inauguró conmigo lo que más tarde se ha visto por ejemplo con Don Florentino Pérez y Figo. Me eligió antes de llegar a la presidencia, y luego llegaron Maceda y Gordillo. Él me permitió ver cumplido el sueño que tenía desde que era un niño en México: jugar en el Madrid.
Veo que sigue mirando fijamente el césped del Bernabéu. ¿Cuál fue el gran recuerdo que le dejó?
Los títulos. Me obsesionaban. Por eso mi único grano fue la Copa de Europa. Pero también le digo una cosa. Con el sistema actual de liguilla de la Champions mi Madrid hubiese ganado tres Copas de Europa entre 1987 y 1991.
Bueno, esas tres Copas de Europa hipotéticas habrían llegado con permiso de Baresi.
Es que el Milán defendía de una forma que nos hacía mucho daño. Pero amigo, le aclaro que el que me marcaba era un chavalito llamado Costacurta. Y todavía sigue. El otro día jugó de titular en Barcelona. Baresi era el líbero, el que lideraba ese achique que nos mataba. Nosotros jugábamos cerca del área y con mucho toque, pero ellos impedían con el fuera de juego que nos acercásemos siquiera al área. El Milán era el único equipo que nos hizo daño de verdad.
Para letal, glorioso, artístico y único el gol galáctico, de chilena, que le metió al Logroñés en este estadio el 10 de abril de 1988.
Agradezco que los críticos lo hayan bautizado como el gol más bonito del mundo. Miro a esa portería del Fondo Norte y lo dibujo mentalmente aunque hayan pasado 16 años. Martín Vázquez hizo un recorte en la banda izquierda, levantó la cabeza y centró al área, con el balón algo atrasado y a una altura considerable. Tuve que retroceder dos pasos y al verme de espaldas a la pelota me giré, improvisé un escorzo y me elevé como no lo había hecho en mi vida. Vi hace poco un estudio por computadora y me dijeron que en el momento del golpeo a la pelota la bota estaba a 2,20 metros del suelo. ¡Cómo Sabonis!
¿Si llega usted a poseer la carrera en explosión de Ronaldo habría sido el mejor nueve de todos los tiempos?
No creo. Ronaldo es un delantero con gran potencia y velocidad, características distintas a las que yo precisaba en un equipo que elaboraba mucho la jugada buscando siempre el remate final en el área. Nosotros no necesitábamos potencia y sí calidad, porque siempre teníamos acorralado al adversario en su área. Quizás Ronaldo nos hubiera venido ante el Milán para salir airosos. En ese caso sí.
¿Es verdad que sentía usted celos de Butragueño?
En absoluto. Si le vale le diré que la amistad que he tenido con Emilio ha sido la mayor que haya tenido jamás con algún futbolista. Es más, voy a contarle algo que nunca había revelado hasta hoy para que vea nuestra magnífica conexión personal. Cuando fiché por el Madrid en 1985 y firmé por cinco años, Butragueño estaba negociando su renovación de contrato. Estábamos concentrados en Cabeza de Manzaneda y Emilio se me acercó y me dijo que no sabía en qué cantidades se estaban manejando en esas fechas los contratos y que si podía decirle lo que yo cobraba. No sólo no me importó sino que le dije con exactitud lo que iba a percibir y le comenté que él debía cobrar más que yo. Él era un símbolo y como yo estaba contento con lo que había firmado le dije que los jugadores tenemos que ayudarnos. Nunca supe lo que firmó, pero le diré que desde entonces tuvimos una gran compenetración y nunca nos fallamos el uno al otro.
Por cierto, el Madrid ha fichado dos defensas. Eso es nuevo.
Yo creo Camacho lo está haciendo bien. Hay que compensar al equipo y le está dando la importancia a la zona donde necesitaba más fuerza y contundencia. Él fue defensa y sabe qué faltaba. Si yo estuviera en su lugar seguro que haría algo parecido.
¿Ve a Raúl en decadencia?
Raúl lo debe entender como lo ha hecho Camacho. En el Real Madrid siempre tiene que haber dos jugadores por puesto del mismo nivel y debe haber rotaciones porque con el desgaste físico que hay es imposible que Owen o Raúl aguanten todos los partidos desde el inicio. Debemos cuidar a Raúl y consentirle porque es un símbolo del Madrid, aunque tenga una rachita mala.
¿El Pumas viene mañana de palmero al Trofeo Bernabéu?
Para nada. Venimos a por esta Copa. El Pumas es el segundo equipo más popular de México y ya sabe usted lo único que me gusta.
Ganar.
Pues eso.