Amistoso | Tokio Verdy 0-Real Madrid 4
Zidane del Sol Naciente
Dibujó el gol del verano con una roulette genial Ronaldo, Figo y Morientes completaron la goleada galáctica Samuel, un muro atrás.
Sucedió. Lo juro. No fue un sueño. 52.000 japoneses todavía deben estar frotándose sus rasgados ojos. En un país que mitifica la figura del Emperador, Zidane les debe parecer una especie de Dios supremo capaz de dibujar la belleza con la elegancia de un cisne. Fue Oliver y Benji en la misma pieza. Todo aconteció en tres segundos de magia descodificada. Ronaldo habilitó al marsellés que entraba por el carril del nueve. Estamos en el corazón del área. A Zizou le inoportunan, por ser generoso, Togawa y Yoneyama. De pronto se gira, se sitúa de espaldas a la portería, pisa la pelota con su borceguí izquierdo para atraerla como un imán, pivota sobre sí mismo fabricando su ya legendaria roulette (para entonces los dos japos ya estaban repartiendo sus biografías en la grada contando de lo que fueron testigos) y el calvo de oro que ingenia otra hazaña.
El oooohhh del Ajinomoto Stadium alimentó su inagotable talento. Encaró a Takagi, un portero de feria que llevaba un jersey rosa jazmín y un pelo teñido de color zanahoria que delataban sus más que probables problemas en la infancia. Zizou no se distrajo por tan disparatado enemigo y dibujó dos bicicletas, que son para el verano. Sirvieron de preámbulo a un amago de cadera letal. El japonés fucsia de la Game-Boy para un lado y el balón al otro. Explosión en la grada y estupor ante las pantallas de televisión. Lo hizo. Fue. Avisó en Valladolid hace seis meses y ayer decidió consumar su magna obra. Hasta los que repudian el fútbol habrán encontrado en este gol un poder magnético que justifica que este deporte movilice cada día que pasa millones de voluntades y anhelos. Además, con el golazo del verano, Zidane cerraba un debate abierto tras la Eurocopa. A sus 32 años recién cumplidos algunos ya le buscaban, como en los yogures, la fecha de caducidad. ¿Alguien se ha molestado en mirar los años que tenían Di Stéfano, Puskas y Gento en su plenitud?
A todo esto, el Madrid ofrecía su mejor versión desde que Camacho pincha los discos en su pizarra. El míster les pidió que tuviesen prietas las filas (no va con segundas) y que aumentasen su sentido de la solidaridad (una especie de ONG con un balón en los pies). Otorgó a Samuel los galones de mando en el área y les suplicó que cerrasen la gira asiática con un marcador virgen, sin un solo gol encajado. Camacho sueña con un Madrid que resulte galáctico desde el equilibrio. Considera compatible que once tipos ayuden a remar en mitad de la tormenta y que luego lleguen Zidane, Ronaldo o Beckham y se saquen de la chistera una réplica futbolística del David de Miguel Ángel.
Rey David.
El inglés entendió como nadie ese mensaje ante los animosos japoneses del Tokio Verdy, que corrieron cien maratones con el fin de evitar lo inevitable: acabar goleados. Beckham está de luna de miel en su segundo curso en Real Madrid University. Sigue ayudando a Helguera recuperando balones como un poseso y, además, tiene el guante derecho afinado como un violoncelo. Propone y dispone. De sus botas salió un envío medido desde 45 metros que habilitó a Ronaldo. En su salsa. Desmarque en velocidad, el portero fallero que rueda por los suelos y Ronie matando a puerta vacía desde la frontal. Se va a nacionalizar japonés. En este país siempre la lía. Un Mundial, una Intercontinental... No me extraña que los cañones de humo en la presentación inicial dieran pie en su salida a la mayor ovación de la velada. Beckham tira mucho, pero el estilizado buda feliz los enamora con esa sonrisa que encierra sólo buenos mensajes. Ronaldo disfruta en su vida y traslada esa paz interior al fútbol. De eso se beneficia el Madrid de las Maravillas...
Dirán que he vetado a César (que dio descanso a Casillas) porque llegados a este punto ni le he nombrado. Es que deben creerme si les digo que entre la sobriedad de Samuel, la aplicación de Pavón y la disciplina de Salgado y Roberto Carlos, este Madrid ha tapado sus habituales grietas en la cobertura. Camacho ha terminado con la barra libre de los carrileros y sólo subirán Míchel y Robertinho cuando proceda. Todo a su tiempo.
En esa hoguera de las vanidades que cohabitan en este equipo también vimos a un Figo más guerrero que nunca. El lisboeta juega con una cinta negra en la cabeza, en plan Rambo I. Su concepto racial del fútbol armoniza con sus reivindicaciones contractuales. El Madrid no cede y Butragueño le avisa, pero este Luis es un toro bravo. Se crece con el castigo y le da igual haber tenido la mitad de vacaciones (18 días) que Ronaldo y Roberto (35). Este año incendiará con su fútbol de catarata el Bernabéu para que sea el pueblo el que consiga que Florentino ponga el pulgar hacia arriba. Ya lo verán.
Tiralíneas.
Es tan positivamente terco que no paró hasta dejar su sello con un gol muy de su escuela. Pisó área, amagó con arte y zapatazo pegado al poste. Hasta el pobre balón sintió la rabia y el orgullo de este portugués indomable. Para entonces ya estaba en el campo la Armada Nacional de Camacho (Raúl, Guti, Morientes y Bravo), pero el único incendio de la exhibición galáctica lo organizó en ese tramo un niño de 16 años al que aquí apodan el Ronaldo japonés. Rapado, con ojos vivarachos y una velocidad de escándalo. Ardiles (un grande de mi niñez: Bertoni, Kempes, ¡qué tiempos!) lo descubrió hace cuatro meses y nada más salir al campo burló a Roberto y Helguera antes de poner a prueba la agilidad de César. Se llama Morimoto, pero es un maremoto. Etoo, una ardilla alocada a su lado. Galáctico 2005.
Pero faltaba la guinda para este festín. El 0-4 fue de escuadra y cartabón. Combinación Guti-Raúl-Guti-Raúl al primer toque y Morientes padentro. Gol made in Spain. Son los Imparables de Camacho.
FIGO FUE EL MVP DEL PARTIDO
A pesar del majestuoso golazo firmado por Zidane, los organizadores del partido declararon a Figo como el MVP del mismo. Le entregaron un cheque por valor de un millón de yenes (unos 8.000 euros) y bombones de la casa Meiji durante un año. Raúl recibió el jueves el mismo premio.