La España clásica y el Moro
Les juro que este partido lo he visto antes decenas de veces. Recuerdo un bodrioso empate con Uruguay en Udine (1990), otro ante Rumania en la Eurocopa 84 o un sonrojante 0-0 ante Paraguay en el Mundial de Francia. Rival netamente inferior, los nuestros jugando con cierto complejo de superioridad y frustración final. Pero lo de ayer en el estadio del Boavista duele todavía más. Jamás vi semejante marea roja para arropar a nuestra tropa. Más de 10.000 tipos tarareando el himno (cantarlo imposible, no tiene letra) y jaleando cada arrancada de Vicente, amago de Raúl o remate de Morientes.
Era nuestro día, con un país entero entregado a la causa. Pero este equipo parece armado con pegamento industrial. Demasiado rocoso, ordenado y granítico. Por suerte, el talento de Raúl derribó el muro heleno. Taconazo de genio y su amigo-hermano Morientes eleva la moral del pueblo con un gol del estilo del Buitre en México 86. Amago, central al suelo y remate cruzado. Letal. Pero todo era demasiado bello. Pellizquémonos. ¿Líderes invencibles? No. Ilusos. Somos España, el otro Pupas de este país junto al Atleti. Por eso cuando salió Tsiartas miré al cielo y barrunté la tragedia griega. Ya estamos como siempre. Es la España clásica...