El Comité de Competición sancionó con siete partidos a Acuña y a Láinez por los incidentes protagonizados al final del partido ante el Villarreal en la penúltima jornada, en los que los zaragocistas golpearon a varios seguidores que saltaron al terreno. El estadio de El Madrigal se clausuró por dos encuentros.
Esta decisión no afectará a la participación de Acuña con la selección de Paraguay en el Mundial de Corea y Japón, ya que habría que esperar a que la resolución sea firme, es decir, a que se pronuncie sobre la misma el Comité Español de Disciplina Deportiva, para que la Federación la comunique a la FIFA. En sus fundamentos de derecho, Competición argumenta que tanto Acuña como Láinez "persiguieron y golpearon repetidas veces a un espectador que había invadido el terreno de juego", hecho tipificado como atentado contra el buen orden deportivo que se encuadra en el apartado correspondiente a las faltas graves del reglamento. Asimimo, se impone una multa accesoria de 2.000 euros a cada uno de los dos jugadores. La actuación del Comité de Competición se produce al estar los hechos reflejados en el acta, aunque la propia Comisión Nacional contra la Violencia le pidió que entrara en el asunto. A petición de este organismo se abrirán expedientes a Lussenhoff y Marioni, del Tenerife, y Socorro, del Las Palmas.
Chivo expiatorio
La sanción será recurrida por el Zaragoza, que dispone de diez días hábiles para presentar un escrito contra la decisión del Comité. La intención de estas alegaciones es la de tratar de rebajar sustancialmente las sanciones, ya que el cumplimiento de ambas dificultaría sustancialmente la venta de Acuña a algún equipo español, por un lado, y obligaría a hacerse con los servicios de un portero que cubriese la baja transitoria del guardameta aragonés en el arranque de la competición, por otro.
El fallo provocó un indisimulado estupor y rechazo en César Láinez. A juicio del portero zaragocista, el castigo es "totalmente absurdo. A ver si es que ahora debemos recibir escupitajos y agresiones y aguantar como si tal cosa. Acuña y yo hemos sido un caramelo para el Comité de Competición. Personalmente, no me siento víctima, pero soy consciente de que me han tomado como chivo expiatorio de toda esta campaña para limpiar la imagen del fútbol y combatir la violencia. Espero que en las próximas instancias prosperen los recursos que presente el club y que la sanción sea considerablemente rebajada. Lo peor de todo esto es que nos han sancionado por el aumento de la violencia, no por los hechos en sí".
