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No hace falta matricularse en Oxford para saber que Iván Helguera jugará de central la próxima temporada. Llegue o no Vieira (que llegará), el cántabro seguirá los pasos dados en su día por Pirri, Ricardo Gallego, Bernd Schuster, Sanchís y Fernando Hierro. Todos ellos iniciaron su contacto con el fútbol posicionándose en la medular y con una mentalidad muy ofensiva, pero acabaron de guardianes del calabozo. Lógico. Los buenos equipos deben construir su fútbol desde atrás, donde no se admiten coches-escoba que no pasen la ITV.

Por eso Del Bosque hizo bien en aprovechar la lesión de Pavón para mentalizar a Helguera que su personalidad y su capacidad de mando son precisos en esa zona que hasta ahora sólo gobernaba Hierro. A sus 34 años, el capitán necesita gente con tablas que le cubra las espaldas y salga al quite en situaciones de máximo riesgo. Helguera cumplió ante el Rayo del gran Manzano y lo lógico sería que el miércoles repitiese ubicación ante ese Bayern casposo que ayer probó de su nociva medicina viendo como el Werder le dejaba sin Bundesliga metiéndole al arrogante Kahn un gol en el descuento. Que se chinche. El Madrid siguió con su inteligente discurso liguero del último mes. Expone lo justo para asegurar los tres puntos y mantener un paso firme y cadencioso. Y Figo volvió y goleó, pero no será titular el miércoles...