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Primera | Athletic 2-Real Madrid 1

Descabezado

El Madrid se dejó el liderato en San Mamés ante un gran Athletic.

<B>VENDAVAL ROJIBLANCO.</B> La imagen refleja lo que fue la primera parte del partido. Casillas y el Madrid defendiéndose angustiados.
MACARIO MUÑOZ

El Athletic consumó su venganza. Ante un efímero líder que no supo lucir con lustre su corona, el fútbol hizo justicia al único equipo que desde el minuto uno supo trazar jugadas que regalasen la vista de los aficionados. San Mamés ejerció de motor emocional para un Athletic muy ordenado tácticamente, que superó a su descastado rival a base de empuje, presión, aperturas a las bandas y toneladas de fe.

Lo suyo sí que fue una delicatessen. La parte cutre quedó en manos de un Madrid que saltó al pasto de la Catedral como si le acabasen de sacar cinco litros de sangre, con una empanada que tuvo su reflejo en la colección de torpezas que se acumularon en la zaga en la acción previa a la explosiva aparición de Tiko, que torpedeó el corazón de la portería de Casillas.

Los de Heynckes se adueñaron de la pelota, la manejaron a su antojo, lograron que Yeste y Etxeberria se apoderasen de las bandas ante la ineficacia de Makelele y Helguera para recuperar balones, y de Figo y Zidane para entrar en juego. El francés no existió en la primera parte y Figo se estrelló continuamente contra Del Horno y Ocio, que no le dejaron acercarse siquiera al área bilbaína.

"Espantoso". Así resumió el juego del Madrid en la primera parte un tipo tan ponderado y parco en adjetivos sobredimesionados como Vicente del Bosque. Pero es que fue así de alarmante. El Madrid cuajó un primer tiempo que engrosará su diminuta ‘Sala de los Horrores’.

Ni una filigrana, ni un detalle técnico, ni un gesto futbolístico de mérito... Todo, todo, todo lo bueno lo puso el Athletic en 50 minutos iniciales alterados de forma extradeportiva por la invasión del campo de unos individuos que mostraron muy poco afecto y respeto por el fútbol bravo y dinámico que estaba desplegando su equipo.

El Madrid no reaccionó tras la interrupción. Al contrario. Después de que Pavón se embolicase en una jugada en la que nadie con camiseta blanca fue capaz de alejar la pelota del área de Casillas, Roberto Martínez Rípodas soltó su famoso Tikotazo para abrir una lata que sólo tenía color rojiblanco. Desde 25 metros le pegó al balón como si estuviese en un concurso de cañoneros. A la escuadra. Un golazo al estilo Acuña.

Lo peor estaba por llegar. Por algo el Madrid lleva ya ocho salidas consecutivas sin regresar a la capital con un triunfo en su mochila. El Athletic siguió erre que erre y el Madrid, sin alma, dejándose llevar. En el descuento del descuento (pasaban unos segundos del minuto 50), Asier del Horno dibujó el 2-0 con un cabezazo idéntico al que derrotó a los blancos en Valladolid. Esta vez fue Helguera el que se quedó en el salto.

La segunda parte modificó las conductas y las propuestas futbolísticas de ambos equipos. Munitis consiguió por fin engancharse al partido y habilitó a Morientes, previa pifia de Larrainzar, para que el Pichichi redujese diferencias y reabriese el debate. Su gol número 16 (el octavo en los últimos 11 días), permitía equilibrar un combate que el Madrid pudo ganar por K.O. si un minuto más tarde Zidane llega a culminar una acción clamorosa a tres metros de Lafuente.

Pero no hubiese sido justo. El Madrid no puede ganar la Liga con la teoría de ser "el menos malo". El Athletic de Heynckes, con el que pocos contaban ya, está a un punto y echando el aliento en el cogote a un Madrid que ahora afronta dos etapas alpinas: vuelve la Champions y la final del 6-M se acerca...

El Detalle. Séptima derrota en esta Liga

Si el Madrid era hasta anoche el peor líder estadístico de la historia de la Liga, ahora hay que añadir otro dato revelador de su irregularidad: el campeón sumó su séptima derrota liguera. Naufraga lejos del Bernabéu.