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Primera | Tenerife 0-Real Madrid 2

En la cumbre

Con goles de Helguera y Figo, el Madrid es el líder de la Liga.

PENALTI Y PROTESTAS. En minuto 94+ Mejuto pitó un penalti a favor del Madrid y los tinerfeños se arremolinaron ante el colegiado.

Líderes. Imparables. El Madrid vuelve a casa, a la cumbre de la Liga, al escaparate en el que mejor sabe desenvolverse. Y lo hizo en la isla que vuelve a ser afortunada y ha dejado de ser maldita, ante un rival que siempre multiplica por mil su orgullo cuando tiene al acorazado blanco delante y acumulando su séptima victoria consecutiva. Va lanzado a por los tres títulos y no hay quien le detenga. La 'séptima' está llena de mensajes esperanzadores para el campeón, que está lanzado desde que Del Bosque diese con el 'Once de la Fama', ese equipo que ha sellado en el último mes su reencuentro amoroso con la competición que el club ha priorizado en el año del Centenario.

Pero el arranque del encuentro se ubicó en un campo de minas. Hasta el Teide debió sonrojarse. El Tenerife quiso revivir sus duelos heroicos ante el Madrid de la Quinta del Buitre equivocando el discurso. A base de patadas y con la búsqueda indiscriminada del tobillo enemigo, pretendió reducir la distancia galáctica que existe entre la calidad futbolística de ambos equipos. En el minuto 14 el Tenerife ya había hecho una docena de faltas y Figo tenía la camiseta agrandada en tres tallas a base de agarrones.

Pero el fútbol también respeta a la lógica. Y esta máxima se cumplió un minuto después. Iván Helguera, el último sacacorchos del Madrid, le cogió la espalda a Pablo Paz y Makelele le habilitó perfectamente dentro del área. El mejor socio de Zidane fue tan listo como el pasado miércoles ante el Panathinaikos y buscó el primer palo con un disparo impensable que sacó los colores a Sergio Aragoneses. 0-1, justicia y vuelta a empezar.

Pepe Mel, que en sus tiempos fue un delantero goleador, no supo cambiar el violento mensaje de sus hombres, que se empeñaron en convertir el duelo en una guerrilla donde la técnica y el talento quedaban fuera de lugar. Por eso Zidane vio minimizado su protagonismo habitual. Makelele se vio metido en el volcán y, tras adelantarse con bravura a Hugo Morales en un balón dividido, recibió dos castigos miserables: lesión y tarjeta. El Madrid no descompuso su dibujo, Del Bosque metió a Celades y el partido siguió mostrando la entereza del líder profesional de la mejor Liga del mundo.

En la segunda parte, la entrada de Xisco y la ausencia obligada de Makelele permitió a los isleños inquietar por fin a Casillas, pero Del Bosque reaccionó con inteligencia dando entrada a Solari, recuperando el peso específico del centro del campo a costa de sacrificar a Morientes, que anoche no tuvo su día ante el gol. En esos únicos momentos de zozobra, Casillas volvió a demostrar que es un portero determinante. Mete siempre la mano adecuada, aguanta la posición y sus piernas son como robles. Después llegó la previsible sustitución de Zidane, lógica porque en una noche de furia es mejor preservar a la joya de la corona y evitar una lesión innecesaria. En el descuento, Hierro sufrió un penalti tan grande como el Teide, el Heliodoro Rodríguez estalló de rabia y Figo se vengó de tanta patada recibida y puso fin al suspense para firmar el justo y definitivo 0-2. El Tenerife ya no se ríe como hace una década.

El partido se selló con tres puntos más para un Madrid que debió sentenciar antes el combate, pero que sigue sumando triunfos de forma intachable. Ya es líder. Los chistes de hace dos meses han caducado.