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REAL MADRID

El juego madridista en Mestalla, a juicio

La afición madridista no consigue enamorarse de su equipo. Ni la llegada de Zidane ni tener a jugadores como Raúl, Figo o Roberto Carlos permiten al campeón carburar. En Mestalla, el Madrid jugó bien media hora y después se diluyó de forma espectacular. Su dibujo táctico mostró varias taras...

El juego madridista en Mestalla, a juicio

EN CONTRA

1. Falta de enganche entre líneas

El principal problema táctico que atenazó el juego ofensivo del Real Madrid fue la dificultad que encontraron los hombres de Vicente del Bosque para efectuar un correcto enganche entre líneas. Los problemas principales quedaron constatadas en el hecho de que Fernando Morientes, y no Raúl, fuese el que en muchas ocasiones bajase hasta el centro del campo para ayudar en los apoyos a Zidane y Flavio en la búsqueda de huecos para jugar por las bandas.

El perfecto engranaje defensivo del Valencia, con dos líneas de contención que dispusieron una presión zonal casi perfecta, evitó que el Real Madrid pudiera adueñarse del balón como era su deseo. En los primeros 15 minutos todavía logró manejar con cierto criterio el juego, pero las continuas interrupciones y la falta de enganche con Raúl evitaron que Cañizares pudiese tener problemas en una noche muy plácida para el internacional. Entre Albelda y De los Santos estrangularon el juego de creación del campeón de Liga. El Madrid naufragó a partir del minuto 30, perdió la pelota y quedó a merced de un rival más ordenado y equilibrado.

2. Figo, opacado en la banda izquierda

La que pudo ser la genialidad táctica del partido se convirtió en una de las tumbas del campeón de Liga. Figo no se ubicó en la banda derecha. Se marchó a la izquierda, evitó así el marcaje de un especialista como Carboni y buscó el desborde de Curro Torres, un chaval de la cantera del Valencia al que Figo debería haberse merendado. Pero la estrategia de Vicente del Bosque se convirtió en una trampa mortífera. La presencia de Figo en la banda izquierda evitó que Roberto Carlos desplegase sus explosivas penetraciones por su carril natural. Además, Figo estaba negado y nunca superó a Torres. Para colmo, Míchel Salgado bastante tenía con intentar frenar a Vicente, por lo que renunció al ataque dejando desnudo el juego ofensivo del Madrid por la banda derecha.

3. Hierro, espeso en el ajuste defensivo

Parece la eterna cantinela de cada temporada, pero es cierto que Fernando Hierro ha comenzado el curso algo justo de forma y, en consecuencia, algo lento en los diferentes ajustes defensivos de un partido que se jugó “a ritmo de Champions”, como definió tras el encuentro el propio Jorge Valdano. Entre Aimar, Carew, Vicente y Angulo volvieron loca a una defensa que mostró excesiva descoordinación y falta de orden.

Fernando Hierro no terminó de acoplar un cuarteto defensivo que arrastró los problemas heredados, como en otras ocasiones, de la falta de control del centro del campo sobre las iniciativas ofensivas del rival. Entre De los Santos y Albelda opacaron el trabajo recolector de Flavio y Makelele, lo que le dio alas a Aimar para trazar diagonales y buscar a Vicente y Angulo en las bandas.

En el gol de éste último quedó claro que al Madrid le cuesta ajustar su defensa, dado que tanto Hierro como Karanka llegaron tarde a la ayuda, y Roberto Carlos rompió el fuera de juego por estar desplazado. Un fallo que Del Bosque intentará pulir para el partido con el Málaga (9 de septiembre).

4. Salgado naufragó ante Vicente

No fue su noche, desde luego. Míchel Salgado había protagonizado una pretemporada con más luces que sombras, pero en Mestalla mostró sus debilidades defensivas ante Vicente, que siempre le superó hasta el punto de provocar la sustitución del lateral pontevedrés mediada la segunda parte. “Il due”, como le apodan en Italia, no consiguió sujetar al extremo valencianista, que siempre supo buscarle la espalda y desbordarle por habilidad.

El lateral madridista se vio tan desorientado que ni siquiera pudo aprovechar el carril que Figo le dejó al cambiarse de banda. Ello creó un pasillo al Valencia en la izquierda del que supo sacar petróleo. Además, la imposibilidad de Salgado para frenar las acometidas de Vicente forzaron el desplazamiento de Hierro hacia la banda derecha para acudir a las ayudas, lo que dejaba a Carew y Aimar en situación de privilegio en sus llegadas por el centro al área madridista.

Vicente del Bosque se vio obligado a rectificar y por eso dio entrada a Geremi en los últimos 22 minutos de partido. Ahora se reabre el debate para la segunda jornada de Liga: mantener a Salgado para darle continuidad o apostar por el camerunés, mucho más poderoso físicamente.

A FAVOR

1. Makelele dio el mejor aviso

Siempre está ahí, aunque muchos parecen empeñados en dudar de sus fiables prestaciones sobre el campo. Claude Makelele parece más integrado que nunca, entre otras cosas porque se le ve muy cómodo jugando al lado de Flavio, un futbolista con el que mantiene bastante sintonía futbolística y personal.

Makelele hizo un trabajo de desgaste interesante para permitir a Zidane jugar con libertad de movimientos, situación que ayudó al Madrid a llevar un buen control del partido durante su primera media hora, a pesar del gol recibido en los primeros coletazos del encuentro. Con esa situación de aparente control blanco y voluntario repliegue del Valencia, Makelele hizo una aparición en ataque que pudo resultar determinante. En el minuto 12, Roberto Carlos trazó su único centro bien dirigido del partido y Makelele cabeceó con toda la intención del mundo. El larguero evitó un empate que en ese momento hubiese hecho justicia a cuanto acontecía sobre el terreno de juego. Eso sí, Aimar fue creciendo y Makelele y Flavio fueron disminuyendo progresivamente.

2. Zidane dibujó los mejores minutos

Zidane está todavía lejos del futbolista galáctico que se hizo acreedor, hace un año, del galardón FIFA que le consideró como el mejor futbolista del mundo en el 2000. Pero basta que le dejen un respiro para que nos conceda unas pinceladas para el deleite. En la primera media hora del partido de Mestalla, dibujó tres acciones individuales plagadas de talento y plasticidad.

Pero entre las fortísimas entradas de Albelda (hasta siete en la primera parte) y la falta de ritmo mostrado por Figo y Raúl, Zidane fue desapareciendo del campo para terminar el partido desasistido y sin mando. A Zinedine Zidane no se le vio cómodo y ni siquiera mostró buena puntería en los tres remates que intentó sobre la portería defendida por Cañizares.

3. Guti reivindicó su vocación de 9

Ni los 14 goles que logró la temporada pasada ni su magnífico arranque de pretemporada (marcó ante el Lausana y el Montpellier) han permitido que Guti termine de convencer a Del Bosque para que apueste por su titularidad. Eso sí, el canterano no pierde ocasión de demostrar que puede ser ese 9 que finalmente no buscó la dirección deportiva del club al confiar plenamente en la recuperación de Fernando Morientes.

Ante la mala noche ante el gol del extremeño, aunque el Moro mejoró sus prestaciones, Guti tuvo su oportunidad en la última media hora del partido para demostrar que puede ser ese revulsivo goleador que Del Bosque busca desesperadamente.

Su momento cumbre llegó en el minuto 75, cuando Geremi supo desbordar por la banda derecha, lo que no logró hacer Figo en todo el partido. El africano centró perfecto para que Guti se adelantase a Cañizares con un cabezazo lleno de oportunismo, pero carente de dirección. El balón se fue desviado por el segundo palo y el empate se esfumó definitivamente.