Una inesperada victoria fuera de casa en el partido de vuelta de la final de la J-League le dio el título a Kashima Antlers frente a Urawa Reds. Fue la recuperación en forma de título de un equipo que dominó el fútbol japonés en la primera década del nuevo siglo, pero al que se le estaba atragantando esta. Tras una irregular primera fase, sorprendió en los playoffs con sendos triunfos ante Kawasaki y Urawa, en este caso remontando en la vuelta (1-2) la derrota cosechada en casa (0-1). Ya ganó la Copa el pasado curso y un buen sprint final en este le ha permitido ser campeón y disputar así el Mundial de Clubes como anfitrión.