El próximo miércoles 20 de abril la mascarilla dejará de ser obligatoria en la mayor parte de los espacios cerrados. Tras dos años siendo un complemento más de nuestra vida diaria, dicho será el momento de decirle adiós en interior, salvo en cuatro excepciones: centros sanitarios, residencias de ancianos, transporte público y farmacias.

De esta se pondrá fin a una de las últimas restricciones presentes en España contra el coronavirus SARS-CoV-2, y entraremos en un nuevo escenario marcado por el cambio en la estrategia de seguimiento contra la COVID. Las fiestas de Semana Santa 2022 serán las últimas, salvo un empeoramiento de la situación epidemiológica, que vivamos con el uso de la mascarilla de forma obligatoria.

Las reacciones, como era de esperar al eliminar un de las principales medidas contra el coronavirus, no se han hecho esperar. La decisión, vista la situación favorable tras la séptima ola de contagios, ha sido bien recibida por gran parte de los expertos. En cualquier caso, recuerdan mantener la prudencia y la responsabilidad, especialmente con los más vulnerables al virus.

"Es el momento justo"

El epidemiólogo Quique Bassat, en declaraciones a 20minutos, asegura que se trata del momento "justo" para poner fin a esta medida, en una situación en la que "se estaba hablando de querer avanzar hacia la normalización de las cosas". Añade, además, que antes la incidencia acumulada era todavía demasiado elevada como para pensar en la relajación de esta medida.

Reconoce el experto que el hecho de que no haya "barreras" supondrá que la transmisión siga su curso, pero destaca la protección adquirida en estos meses. "Tenemos una población muy bien protegida por las vacunas, así como evidencias de una variante menos peligrosa que las previas. Es el momento adecuado para avanzar". Un aspecto, el de la vacunación, que Carmen Martín Alonso, vocal de la Sociedad Española de Inmunología, considera clave para "estar tranquilo ante la retirada de las pocas medidas que quedan".

Recuerda la experta, también para el medio anteriormente citado, que el uso de las mascarillas no se prohíbe, por lo que "quien sabe que está infectado debe respetar las medidas de seguridad, y seguir llevándolas también en interiores. Que sea un momento adecuado tiene mucho que ver con cómo hemos interiorizado todo lo ocurrido durante la pandemia, con cuánta conciencia tenemos cada uno sobre lo que es saludable en los contagios de enfermedades respiratorias", precisa".

¿Un posible paso atrás?

María del Mar Tomás, microbióloga e investigadora del Hospital Universitario de A Coruña, señala que esta decisión "había que tomarla en algún momento". Y añade algunos escenarios para mantener su uso en interiores, como las reuniones en lugares poco ventilados, con gente vulnerable presente o en aglomeraciones. "Es bueno que empecemos a tener contacto con otros virus, es bueno inmunizarnos", apostilla.

¿Sería posible que tuviera lugar una reinstauración de las mascarillas en interiores? Los expertos no lo tienen claro, pues "tendría que cambiar mucho la situación. Podemos esperar brotes, pero no olas tan potentes. Habrá que ver cómo contenerlos, pero con medidas localizadas", asegura María del Mar Tomás, en una opinión en común con la de Martín Alonso.

Otro de los aspectos clave, de cara al verano, es que las relaciones sociales se trasladan mayoritariamente a espacios al aire libre, donde el contagio es más complicado. No obstante, desde la Sociedad Española de Epidemiología recuerdan que "persiste la transmisión del virus". Lo que todos tienen claro es que deben mantenerse ciertas medidas en los lugares donde residen, viven y trabajan las personas más vulnerables al virus. Y piden, además, "claridad con la letra pequeña" respecto a las circunstancias en las que la mascarilla seguirá siendo obligatoria.