Según un estudio publicado hace unas horas el jueves en la revista Communications Biology, un grupo científicos han cultivado plantas en suelo lunar utilizando muestras recolectadas durante las misiones Apolo a la luna.

Esta es la primera vez que las plantas brotan y crecen en la Tierra en un suelo que procede de otro cuerpo celeste. El estudio podría sentar las bases sobre el cultivo de plantas que lleguen a suministrar oxígeno y alimentos en la Luna

El futuro de la Humanidad

Este avance científic tiene se basa en el programa Artemis de la NASA, que busca aterrizar a la primera mujer y la primera persona de color en el polo sur lunar a finales de esta década, dos colectivos que no han pisado el satélite de la Tierra.

Estos experimentos, además, revelan la carrera por encontrar un planeta habitable más allá del actual, en situaciones que son muy diferentes al hábitat natural de la Tierra.

"Las plantas ayudaron a establecer que las muestras de suelo traídas de la Luna no albergaban patógenos u otros componentes desconocidos que dañarían la vida terrestre, pero esas plantas solo se espolvorearon con 'tierra' lunar y nunca se cultivaron en ese sustrato", dijo Anna-Lisa Paul, directora de la Universidad del Centro interdisciplinario de Florida para la Investigación y la Biotecnología, y co-líder del estudio, además de profesora investigadora de Ciencias Hortícolas en el Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la Universidad de Florida.

Junto a ella esta Rob Ferl, profesor también de Ciencias Hortícolas en el Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la UF, "para futuras misiones espaciales más largas, podemos usar la Luna como centro o plataforma de lanzamiento", dijo Ferl en un comunicado. "Entonces, ¿qué sucede cuando cultivas plantas en suelo lunar, algo que está totalmente fuera de la experiencia evolutiva de una planta? ¿Qué harían las plantas en un invernadero lunar? ¿Podríamos tener agricultores lunares?"

Destacar también que a las semillas les costó más crecer y eran más pequeñas, tenían raíces más atrofiadas y eran más propensas a exhibir rasgos relacionados con el estrés, como hojas más pequeñas y una profunda coloración negra rojiza que no es típica de un crecimiento saludable. Mostraron una actividad génica indicativa de estrés, similar a cuando las plantas reaccionan a la sal, metal y oxidación.