ELECCIONES FRANCIA

¿Por qué en España no hay doble vuelta electoral y cómo funciona el sistema en Francia?

Te contamos todos los detalles sobre el sistema electoral de dos vueltas que existe en Francia y por qué se descartó en España en los inicios de la democracia.

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¿Por qué en España no hay doble vuelta electoral y cómo funciona el sistema en Francia?
NOEL CELIS AFP

Los franceses tienen una cita con la historia este domingo, y tendrán que elegir entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen en una segunda vuelta de elecciones que se antoja emocionante. La extrema derecha ha logrado hacerse un hueco importante en la sociedad francesa con el paso de los años y ahora es incluso capaz de disputar el poder al actual presidente de la República Francesa. El populismo de Le Pen ha reabierto heridas que parecían cerradas ante un Macron que cuenta con el apoyo de los líderes del resto de partidos, entre ellos Mélenchon, para intentar derrotar en las urnas a la política ultra. 

El desgaste del partido liberal del actual presidente y la caída en picado de los partidos tradicionales ha desencadenado una segunda vuelta idéntica a la de hace cinco años en el voto de la población se divide entre dos candidatos completamente opuestos. Todo ello, a través de un sistema electoral que puede servir como barrera para frenar a la extrema derecha y que, en su día, fue descartado por España para su modelo democrático en la Transición.

¿Cómo funciona el sistema electoral de Francia?

El sistema electoral de Francia establece el sufragio universal directo para determinar al máximo mandatario de la República. Es decir, los ciudadanos votan de forma directa a los candidatos disponibles en lugar de las listas que podemos ver en España durante este tipo de comicios. De esta forma, el presidente es elegido directamente por los ciudadanos y no son los representantes del Congreso de los Diputados los que tienen esa misión.

Con este tipo de sistema se abre la puerta a todo tipo de candidatos, pertenezcan a un partido político o acudan a las urnas individualmente, a presentarse a las elecciones en las fechas marcadas. El sistema de escrutinio es mayoritario uninominal. Es decir, gana las elecciones el candidato o la candidata que más votos consiga de parte del electorado. Para conseguir la victoria, normalmente son necesarias dos oportunidades.

Papeletas en la mesa de un colegio electoral.

En primer lugar, si el candidato en cuestión es capaz de conseguir más del 50% de los votos en la primera vuelta obtiene la mayoría absoluta. Un caso que todavía no se ha dado en la República Francesa en toda su historia. En el caso de no conseguir esta amplia mayoría, será necesario llevar a cabo una segunda ronda de votaciones en la que sólo pueden presentarse los dos candidatos más votados y que se celebra 14 días después de la primera vuelta de elecciones. En esta ocasión, Macron (27,8% de los votos) y Le Pen (24% de los votos) son los dos candidatos elegidos por la ciudadanía francesa para enfrentarse en las elecciones. En un tercer puesto acabó el candidato de izquierdas, Jean-Luc Mélechon, con un 23,1% de los votos. Un electorado que será clave para decantar la balanza hacia un lado u otro en la segunda ronda de votaciones.

Aunque el propio Mélechon, así como algunos otros partidos, han pedido el voto mayoritario para el partido liberal de Macron intentando establecer así el 'cordón sanitario' en torno a la ideología ultra de Le Pen. Sin duda, uno de los aspectos más destacados de un sistema electoral que tiene como una de sus máximas impedir la llegada al Elíseo de las formaciones extremistas como el Frente Nacional.

¿Cómo funcionan las elecciones generales en España?

España cuenta con un sistema electoral muy diferente al de Francia en el que el Presidente del Gobierno se elige de forma indirecta en el Congreso de los Diputados gracias a las listas cerradas que conforman los diferentes partidos. Una organización que se aleja del presidencialismo de Francia para regirse por la composición política del Congreso y el Senado como marca la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) de 1985.

En España se utilizan listas cerradas de partidos que eligen de forma indirecta al Presidente del Gobierno.

De esta forma, los ciudadanos eligen quiénes serán los 350 diputados que adquieran su escaño en el Congreso mediante una división territorial de 52 circunscripciones (50 provincias y 2 ciudades autónomas) a las que se les asigna un determinado número de diputados. Aquí entra en juego la conocida 'Ley D'Hont' como un método de promedio mayor mediante el cual se realiza la asignación de escaños en sistemas de representación proporcional por listas electorales con el que se busca materializar la representación proporcional. Es por ello que en cada circunscripción se descarta primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3% de los votos emitidos en las elecciones generales. Posteriormente, los escaños se distribuyen según una compleja fórmula en función de los votos obtenidos por las candidaturas

El sistema electoral español 'premia' a las candidaturas más votadas y 'perjudica' a aquellas con menos votos en un método enfocado al bipartidismo. El reparto de escaños se ve alterado por este sistema a diferencia del sistema presidencialista de voto directo de Francia. En el que existen dos rondas con las que se elige directamente al presidente de la República de Francia.

La decisión de Osorio y la influencia de Maurice Faure

Alfonso Osorio, vicepresidente segundo del Gobierno de Adolfo Suárez, fue uno de los hombres clave para llevar a cabo la Ley Electoral que rige el actual sistema de elecciones en España. En su libro, Memorias de un ministro de la Corona, Osorio cuenta cómo valoraron el modelo francés para implantarlo en España y cuál fueron las claves para acabar eligiendo el sistema proporcional. Entre ellas, la presión del resto de partidos por implantar este procedimiento, ya que, según el exvicepresidente, lo marcaban como una condición crucial para presentarse a las elecciones.

Osorio, exvicepresidente segundo de Suárez, fue uno de las personas clave para imponer el actual sistema electoral.

En su libro, Osorio destaca que la conversación mantenida en julio de 1976 con Maurice Faure, elegido por el Parlamente Europeo para informar sobre España al organismo, fue fundamental para no decantarse por el sistema de elecciones a dos vueltas como el que tiene Francia. "En Francia, algunos partidos se alían en los comicios única y exclusivamente porque existe el escrutinio uninominal a dos vueltas. Por el contrario, con un sistema proporcional bien meditado estas alianzas serían impensables", escribe Osorio en su libro.

Finalmente, el reputado político concluye que las conversaciones con Faure produjeron en él "una gran impresión e influyeron mucho" a la hora de las decisiones sobre el sistema electoral español. De esta forma, el Gobierno de Suárez se decantó por un método proporcional muy diferente al de Francia que fue aprobado por el pleno de las Cortes. Además, el propio Osorio admitió a 'El País' que "aun con las desventajas del sistema que puedan favorecer una cierta atomización de partidos, es, a la hora de crear unas Cortes Constituyentes, el método más honesto y más real".