Ante la reciente invasión rusa a Ucrania, el término ‘guerra fría’ ha vuelto a estar en boca de muchos durante los últimos días. Una de las aristas de ella fue la denominada carrera espacial entre la Unión Soviética y Estados Unidos.

Rusia (entonces URSS) estableció su primer hito el 4 de octubre de 1957, cuando logró ser el primer país en lanzar con éxito un satélite artificial (llamado Sputnik 1) a la órbita terrestre.

Apenas un mes más tarde, el 3 de noviembre de 1957, lograron enviar por primera vez a un ser vivo al espacio. Se trataba de la conocida perrita Laika, que a bordo del Sputnik 2, marcó un antes y un después en la ciencia a la hora de estudiar los efectos de los viajes espaciales.

Posteriormente, el 12 de abril de 1961, fue una fecha que pasó a la posteridad como el día en el que por primera vez el hombre salía al espacio exterior. Se trataba del ruso Yuri Gagarin, quien en la nave Vostok 1, logró convertirse en el primer astronauta de la historia.

Rusia también logró ser la responsable de enviar a la primera mujer al espacio. Fue Valentina Tereshkova, el 16 de junio de 1963, a bordo de la cosmonave soviética tripulada Vostok 6.

Rusia nunca ha pisado la Luna

Rusia comenzó a perder la ventaja había adquirido en la carrera espacial cuando entró en juego un objetivo más ambicioso que salir al espacio: llegar a la Luna.

Los soviéticos fueron vencidos en la carrera por enviar el primer vuelo tripulado alrededor de la Luna en diciembre del año 1968. Lo logró Estados Unidos con la nave Apolo 8.

Antes, en abril de 1967, Rusia lanzó el Soyuz 1 tripulado por Vladímir Komarov con el objetivo de que lograra aterrizar en la Luna. Sin embargo, la misión se lanzó con el conocimiento de que existían fallos de diseño. El resultado fue que la nave se acabó estrellando contra el suelo, causando el fallecimiento de Komarov, en la que fue la primera muerte sucedida en un programa espacial.

Quien sí logró aterrizar una nave tripulada en la Luna fue Estados Unidos. La efeméride se produjo el 20 de julio de 1969 a cargo del comandante Neil Armstrong y del piloto Edwin F. Aldrin, quienes llegaron al satélite a bordo de la famosa nave Apolo 11.

Esta nueva victoria de Estados Unidos provocó que el resto del programa lunar soviético se basara en estudiar la Luna única y exclusivamente por medio de aparatos automáticos no tripulados.